sábado, 13 de septiembre de 2014

ELECCIÓN DE VIDA O MUERTE





 
        Sopesaba la distancia entre la probidad y la deshonestidad, aguardaba con cierta disonancia desde el centro de la indecisión con un dejo de insensatez, y me procuraba una suerte de pseudocertitud bajo un vaticinio sujeto a la cobardía. Conocía las dos caras de la moneda, las consecuencias de elegir ya sea la una o la otra, en medio de mi falta de atrevimiento y de mi desconcierto. Intenté escudarme, aún antes de tomar una determinación, mirándome a la distancia temporal viviendo en la belleza de la honorabilidad, o en la flaqueza en la vileza de la indecorosidad. La deshonestidad pareció avanzar en el fértil terreno del temor y apocamiento. Poco después, la decisión había sido tomada y el tiempo llegó a su fin. Los valores humanos dejaban el aposento de su realización dando lugar a la desfachatez; aparece  la visceralidad y toma la vanguardia como escudo protector con emblema de pasión, concupiscencia y, llanamente, de mentira. Conatos de moralidad y conciencia se dejan entrever con tenuidad, pero son arrasados y depuestos. En su lugar, la prefigura de tanatos anunciado en actos tan indecorosos como desmedidos, el encadenamiento y la esclavitud moral en ciernes bajo el amparo de la destrucción y muerte.   

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