Monday, June 10, 2013

POR TUS OJOS TE CONOZCO


Tus ojos son el reflejo de tu alma, el brillo u oscuridad que de ellos emanen es el deseo de vivir o de morir de tu corazón. Inevitablemente en tus ojos se delata tu sentir, más allá de lo que pudieras fingir a los demás de tu triste existir. No importa si eres de ojos apesadumbrados, con cierta carga de ironía, maltratados por la vida, o aún de ojos que demarcan un pasado malévolo, incluso ojos que delatan su espíritu malsano y corrupto, o quizás ojos que proyectan una radiante felicidad, debes entender que son ellos el espejo de tu ser interior, la llave de acceso al desnudo de tu espíritu, ojos de ineludible certeza de lo que eres. Esos hermosos ojos que portas son los que me bastan para saber de ti, porque en ellos me introduzco para conocerte a fondo y saber lo que hay en tu corazón. Son tus ojos por los que me enamoro más de ti porque me dan certidumbre de tu persona, de tu ser interior. Tan solo tus ojos me bastan para llenarme de ti y dar completud a mi corazón.

MUJER DE OJOS TRISTES

CUANDO TODO LO BASAS EN TU CAPACIDAD

    
    Una madre  de seis niños, la cual no sabía leer ni escribir, hubo de trabajar duro para sacar adelante a su familia. Su esposo había fallecido en un accidente de trabajo y, quedando ella sola en la gran ciudad, tuvo que trabajar con todas sus fuerzas desde su hogar haciendo comidas para vender, lavando ropa ajena y realizando toda clase de labores dignas de cualquier persona trabajadora con muchas deseos de proveer a su familia de lo indispensable para no verles sufrir. En una ocasión, una mujer gerente de una agencia de autos le compró unos tacos de los que acostumbraba llevar para vender en dicha agencia. La mujer lucía elegante, bien aliñada y de una apariencia respetable. Mas en sus ojos, se notaba un dejo de tristeza, quizás atribulada por las circunstancias de la vida, el trabajo y hasta la familia. La humilde vendedora de tacos, advirtiendo aquel signo de desventura y desolación en la elegante vendedora de autos, le pidió que si podía ofrecerle una sugerencia. Ante tan peculiar petición, la gerente de la tienda la cuestionó respecto de qué tipo de sugerencia tan humilde persona podría darle y para qué. Enseguida, la sencilla mujer de vestimenta frugal le respondió a la mujer elegante que en sus ojos se proyectaba una tristeza muy grande, y  que probablemente lo que tenía que decirle podría servirle de algo. La gerente, un tanto perpleja asintió, se sentó en un sillón e invitó a la dama de los tacos hacer lo mismo. Estando frente a frente, humilde mujer dirigió su mirada y sus palabras a su interlocutora:

    “Creo firmemente que tú eres de las mujeres que lo tiene todo para salir adelante ante cualquier desafío. Lo has demostrado a lo largo de los años, y ahora puedes recoger el fruto de un largo trabajo y esfuerzo por el cual debes mostrarte orgullosa, después de todo no ha sido una tarea fácil. No subestimes tu labor como madre, esposa, hija, hermana, profesional, porque en todo lo que has podido realizar una parte de tu corazón está allí. Tampoco desatines por el valor que cada cosa realizada tiene en tu vida. Solo recuerda que tú no has sido la protagonista principal y dueña absoluta de tu pasado, y por ahora arquitecta del diseño de tu futuro, sino Dios para quien reservamos la honra total y la gloria absoluta por las bendiciones que recibes no solo ahora, sino desde siempre. Asi que todo lo que eres y todo lo que tienes es para sentirte orgullosa y bendecida, feliz de tener todo lo que necesitas para sacar adelante a tu familia. Da gracias por lo poco o mucho que tienes, en lugar de estar pensando en lo que no tienes y lo que otros si poseen. No busques la felicidad porque ya la tienes y de sobra. Solo date el tiempo de verla, está junto a ti. Que Dios te bendiga” 
    Cuando aquella mujer tomó su canasta de tacos y se retiró del lugar, la dama de la tienda se quedó pasmada, estupefacta, sin palabras. La noche de ese día tuvo un sueño en el que se veía sin trabajo y sin dinero. Su esposo había sucumbido a una enfermedad mortal y no encontraba la puerta con sus tres hijos menores de edad aún. Las cuentas se amontonaron y los acreedores de su esposo se hacían presentes con las deudas adquiridas por él y la amenazaban con denunciarla y quitarle hasta el último centavo. Su angustia era mayor cuando sus hijos tenían hambre y no tenía nada que ofrecerles pues todo se había terminado. En su sueño deseó morirse y pensó incluso en el suicidio. De pronto un beso en su mejilla la despertó. Era su hijo de cinco años quien jugueteaba con su muñeco de peluche. Recostada en su cama se puso a pensar en el sueño, se acordó de la mujer humilde, la que se había ofrecido incondicionalmente para darle un consejo y abrazó con mucho amor a su hijo. Los problemas con su marido no debían hacer mella en su vida. Ahora más que nunca haría lo posible para rectificar en su vida marital, valorar las cosas que Dios le colocaba en su vida y dejar de quejarse por las cosas negativas que de pronto le ocurrían. Nunca olvidaría esa lección de vida, el envío de un ángel del Señor, y por supuesto que jamás se olvidaría de aquel sueño. La celestial invitación estaba hecha. Ahora la inspiración humana le deparaba su realización.