Sunday, January 27, 2013

LO MÁS HERMOSO DE LA MUJER


LA BELLEZA Y FORTALEZA DE UNA MUJER

    Es un verdadero honor tener la maravillosa oportunidad de escribir teniendo como punto de inspiración al bello, fuerte y hermoso sexo que Dios creo para completar su excelsa obra en la creación de todas las cosas, del universo, de nuestro sistema solar, nuestro planeta, los animales y las plantas, los cielos y la tierra y, por supuesto, y sin afán de ser reiterativo, al ser más lindo sobre la tierra: la mujer.¿Y por qué es un honor? Hasta la pregunta es necia. Es un honor porque, en primer lugar de una mujer nació Cristo nuestro Dios, y esa mujer llamada María es la representación de la pureza y virginidad, del amor más grande y profundo que una mujer puede experimentar por sus hijos, y de los grandes sacrificios que siempre está dispuesta a realizar por ellos.Toda mujer debe identificarse con María nuestra reina, a la que veneramos con mucho respeto y amor, y a la que siempre pedimos para que interceda por cada uno de nosotros en nuestras necesidades ante su hijo Dios nuestro Señor. Por esta poderosísima razón siento un placer y un orgullo, a la vez que una responsabilidad muy grande de plasmar de la forma mas honesta, humilde, puntual y congruente las palabras que el corazón me dicte en torno a la belleza interior que circula en los corazones de las féminas e inunda a todo ser a su alrededor. Me es muy grato resaltarle las cualidades y atributos, algunos de ellos inexistentes en el sexo masculino por cierto, porque la mujer es un depósito directo de grandes talentos que Dios le provee para cumplir su misión aquí en la tierra. Justamente por eso considero que la belleza de una mujer debe ser resaltada con la observancia de que su esplendor debe medirse de dentro hacia afuera y concluirla con toda la amplia gamma de distintivos y emblemas que muchos hombres aún se niegan a reconocer.
    Si usted le pregunta a una chiquilla de quince años el significado de belleza, seguramente ya sabe el tipo de respuesta que obtendrá. Pues de la misma forma, muchas personas no tan jóvenes tienen el concepto de belleza que va de lo de afuera, es decir, de la fachada y hasta no muy lejos de allí, deteniéndose en ocasiones ligeramente en ciertos atributos de inteligencia y cualidades de comunicación, si bien les va a las damas, barnizándo con eso la supuesta belleza interior. Eso es lo típico de los certámenes de belleza femenina. Y para muchos esa belleza nos resulta suficiente para llenar la contestación a esa pregunta. No imaginamos mas allá, de pronto tenemos ciertos aciertos pero las omisiones son mayores, más aún los conceptos érroneos reaparecen con frecuencia, y el concepto que nos llevamos de la belleza es solamente la del cascarón. Sin embargo,es menester considerar y resaltar algunas esencias exclusivas de las damas, ciertos atributos que no comparten con el sexo masculino porque le son propios a su condición de mujer, y  que por lo cual la convierten en un ser agraciado  y hermoso

          
ESENCIAS DE LA MUJER
    Toda mujer posee ciertos atributos y capacidades que Dios le ha provisto desde su creación, cuando puso a dormir a Adan para sustraerle una costilla del costado izquierdo muy cerquitas del corazón y crear a Eva con toda la gracia y esplendor que solo puede provenir de Él, nuestro Dios Padre. La eventual salida del paraíso que Dios creó para ambos, y que le conocemos como El Jardín del Edén, constituyó un evento que nos marcó a todos los seres humanos como pecadores, convirtiéndonos en herederos del pecado original en que incurrieron Adán y Eva, nuestros primeros padres terrenales, al desobedecer las órdenes del Creador de no comer del fruto del árbol de la vida. Como ambos pecaron bajo las mismas circunstancias, ambos fueron expulsados en forma inmediata. Desde entonces la mujer conoció una esencia que Dios le tenía preparado, las más hermosa capacidad en todas las mujeres que es la de dar a luz a una nueva vida, la capacidad de quedar embarazada y que un nuevo ser se desarrolle dentro su seno, para que finalmente después del tiempo que Él dispuso, de a luz a un ser humano,a un  nuevo ser y un milagro maravilloso de Dios.

LA CAPACIDAD DE PROCREAR
    Cuando usted mira a una mujer embarazada, sea su esposa, hermana,parienta suya o cualquier otra sin importar su nexo familiar con ella, no le queda mas remedio que dar tributo al sexo femenino por esa capacidad  tan grandiosa que Dios le encomendó al sexo femenino desde el principio de la creación. Si usted es mujer, debe saber que la bendición más hermosa de todas las de su género es la de dar vida dentro de sus entrañas a otro ser humano. La capacidad de procreación se hizo extensiva a todo organismo  del género femenino con sus contadas excepciones, de tal manera que esta maravilosa gracia nos provee del milagro de amor que Cristo nos regala con la concepción, desarrollo y nacimiento de un bebé al mundo. La portadora de esta grandiosa capacidad se llama mujer. Lo que no entiendo y nunca nadie me ha explicado de forma convincente y desde todos los puntos de vista es que, aún y a pesar de esta capacidad que Dios le dotó a la mujer, amén de otros más, es que a ella misma se le haya llamado el sexo débil. Este equívoco cultural no tiene ningún sustento desde ningún ángulo conceptual, y sin embargo la errónea idea ha persistido desde tiempos inmemoriables, y la pregunta es que si con esa capacidad de procreación  provista por Dios Padre para cada mujer ¿cuál  razón poderosa que le asista la inteligencia del hombre existe para que una mujer sea estigmatizada como perteneciente a un sexo débil, si en ese supuesto cuerpo frágil y delicado se ofrece el maravilloso milagro de la procreación humana y que Dios dispuso de forma perfecta? Había estado pensando en ello durante cierto tiempo, y cada vez confirmo la sospecha, no tan solo mía sino de mucha gente ahora, de que esa frase limitante, además de peyorativa hacia el sexo femenino haya sido una producto del sistema machista que dominó nuestra “civilización” occidental durante siglos, estableciendo un régimen social y de familia en la cual el varón mantenía la supremacía sobre la mujer en todos los niveles de la vida, tanto pública como privada. Por fortuna, todos estos prejuicios han ido desapareciendo gradualmente en las sociedades modernas dando lugar a una mayor participación de la mujer en muchas áreas de la vida en sociedad. Y pienso que en la actualidad muy pocos se atreverían a calificar a las damas como personas débiles, so pena de ser catalogado, en forma justa por cierto, de ignorante, retrasado culturalmente y prejuiciado. Ni más ni menos.
    La capacidad procreadora la establece nuestro Padre en la mujer por alguna razón especial que dista mucho a nuestro entendimiento. Pero en esa capacidad la mujer sirve de instrumento para que un milagro de Dios se sucite cada día en todas partes del mundo. La mujer desarrolla un sentido de ternura y protección únicos durante la etapa de gestación. El embarazo propiamente dicho tiene una duración aproximada de nueve meses desde que se produce la concepción hasta que el bebé nace. Y en todo ese tiempo la mujer le facilita al producto todos los nutrientes necesarios para su desarrollo óptimo. El embarazo produce en la mujer sentimientos de ternura y amor profundos hacia el bebé que se gesta en su vientre. Se vuelve mas sensitiva al estres del contexto y desarrolla un instinto de protección especial en torno a su hijo, incluso cuando aún no ha nacido. Muchas cosas que antes no tenían sentido, ahora cobran vital importancia. El ánimo por la vida se intensifíca y un enorme deseo por vivir se apodera de ella. El niño en su vientre le cambia la vida por completo, y es tan solo el principio de un nuevo cambio que se volverá permanente. El maravilloso ciclo del embarazo incluye la preparación de las nueva fuente alimenticia y suministro de todos los maravillosos ingredientes que su hijo necesitará al nacer, nutrientes imposibles de reemplazar por ninguna fórmula creada por el hombre. De ahí lo especial de la capacidad procreadora, la cual se hace extensiva hasta tiempo después del nacimiento.

LA CAPACIDAD DE AMAMANTAR
    Resultado del funcionamiento glandular respectivo debido al embarazo ocurrido en la mujer, aparece en su cuerpo una hermosa y admirable capacidad: amamantar a su bebé a través de sus senos. El período de lactancia es un lapso de importancia sustantiva para el desarrollo integral del bebé. Su inicio aparece antes de que  nazca, pero se pone en marcha con su nacimiento, puesto que el nuevo ser  requiere de la leche maternal( o de las fórmulas elaboradas por el hombre que la sustituyen en casos de ausencia de leche en las mamas de la madre, o por otras razones distintas) para subsistir. En los casos de  mujeres sin ningun impedimento físico para amamantar a sus bebes, una buena actitud hacia esta capacidad que Dios le ha dado le permite sacar provecho beneficiando principalmente a su hijos, debido a los altos nutrientes contenidos en la leche materna y que son requeridos para el desarrollo de los anticuerpos necesarios para el fortalecimiento del sistema inmunológico en el niño, efecto que no se produce con la leche a base de fórmulas.
    Por otro lado, la alimentación a través del pecho materno le transmite al hijo apropiarse no tan solo de los nutrientes vitales para su buen desarrollo físico, sino que también lo dota del amor y de la seguridad indispensable que todo bebe necesita al nacer y desarrollarse. Esto significa que la relacion madre-hijo vía pecho materno establece una relación de amor y ternura, variantes que el niño requiere para el sustento psicológico sano. Está probado científicamente que el niño que no recibe pecho materno es más propenso a la ansiedad y la neurosis. Con el tiempo se vuelve más inseguro e inestable emocionalmente comparado con los niños que que recibieron leche materna en su período de lactancia. Además, el vínculo que se forma entre ambos, madre e hijo, es algo muy importante desde el punto de vista psicologico para el desarrollo de una personalidad sana y bien estructurada. Con esto sabemos ahora que la capacidad de amamantar es fundamental para un desarrollo sano desde el punto de vista físico y psicológico. Además de todo es un deleite a la vista, un verdadero poema encarnado observar como una madre alimenta de pecho a su propio hijo. En verdad esa es una belleza maravillosa, un cuadro sublime y extraordinario; un cuadro que refleja el verdadero amor de una mujer, lo excelso de su capacidad por que con ella misma se satisfacen una cantidad inumerable de necesidades primarias necesarias para sobrevivir en el nuevo e inhóspito, mundo para aquel nuevo ser producto de sus entrañas. Solo una persona en mundo terrenal puede dar albergue a toda la amplia gama de necesidades físicas,emocionales y afectivas que el bebé necesita, y ella es la madre. No es la enfermera, la nodriza o la abuela, ni mucho menos el padre son quienes solventarán éstas necesidades en forma satisfactoria en el niño; solo su madre biológica, la que lo engendra porque en ella se suscriben las potencialidades del proceso completo, de ese gran milagro que Dios posibilita en cada mujer. Esto es en verdad una de las bellezas-esencias en la mujer más espléndida y admirable. Si al leer lo anterior, que es de sobra conocido, aún le queda la duda de la fortaleza de la mujer y de su incuestionable belleza, entonces su lectura de nada le ha servido. Mejor pare aquí. No tiene sentido seguir leyendo lo que para su corazón es muy complicado de aceptar, y que Dios me lo bendiga. En caso contrario, siga su lectura y acabe por confirmar la belleza y capacidad de la mujer.

CAPACIDAD DE ESTABLECER UN VÍNCULO PRIMARIO AFECTIVO CON EL INFANTE
    Vínculo emocional podría sonarle algo muy especializado y hasta confuso, mas para este caso en el que estamos tratando de describir las capacidades-esencias en la mujer.
     La madre durante su embarazo desarrolla una relación muy especial con su hijo en su vientre, relación que se fortifíca al paso del tiempo y que culmina con al alumbramiento. No obstante después del nacimiento deviene esa relación en forma drástica modificándose enormemente en intensidad.
        En la relación madre e hijo el vínculo que se establece a través de la alimentación vía pecho materno es de una naturaleza muy intensa y necesaria para la  estabilidad emocional y afectiva del bebé, y es un determinante en la formación de la estructura de la personalidad y comportamiento del sujeto en general. En los primeros días y semanas el bebé no reconoce otra figura que no sea la madre. Pasará algún tiempo antes de que el padre comienze a tener sentido para el hijo, y eso es debido a su proceso de maduración y desarrollo. Alrededor de los ocho meses de vida, el nuevo ser comienza a experimentar un fenómeno llamado constancia del objeto, es decir que la figura del padre empieza a formar parte de su esquema mental, o mejor dicho es ahí cuando el papá comienza por existir en la vida mental de su hijo. Y durante todo este tiempo hasta antes de este fenómeno, en su esquema mental la sido la madre el único ser ligado emocionalmente a su hijo por razones naturales. Esta increíble capacidad que la mujer posee le permite completar las necesidades afectivas y de seguridad en su propio hijo, necesidades que de otra forma quedarían acéfalas provocando un desajuste psicológico irreversible en el sujeto. He aquí otra de las capacidades que de ninguna manera podrían ser atribuíbles a un sexo calificado como débil. Muy por el contrario, la mujer es un ejemplo de una gran fuerza de voluntad, de una determinación inquebrantable y una fuerza interior definida. Todas estas circunstancias son necesarias para que entonces esa mujer pueda convertirse en la provedora del alimento físico, de la ternura y el amor, de la seguridad y la protección que su hijo requiere para su desarrollo normal. Debido a que el niño es un ser indefenso desde que nace hasta mucho tiempo después, requiere de un lazo afectivo que le de abrigo y seguridad. Algunas personas piensan que lo que necesita solamente un bebé al nacer es solamente la alimentación consistente en la leche materna o la de alguna fórmula  especial. Por supuesto que eso es básico e indispensable. Sin embargo, el nuevo ser necesita de muchas otras cosas que son esenciales para vivir y convertirse en una persona sana en forma integral, física, psicológica y emocional. El niño trae consigo todas estas necesidades en sí mismo, circunstancias que no fueron requeridas durante su estancia en el vientre de su madre por la sencilla razón de que allí adentro se le alimentó en forma natural, y ese ambiente era de una temperatura adecuada para mantenerlo calientito y seguro. Entonces, la necesidad del vínculo es cuando nace, en el momento que no tiene esas condiciones de vida y que tiene que alimentarse por sí mismo succionando leche de la mama o del chupete, y tiene que adaptarse a la temperatura del ambiente, y hasta tiene que respirar por sí mismo, cosa que no hacía en el vientre. Ante tales cambios tan bruscos, el niño al nacer enfrenta un verdadero trauma, como bien lo decía Otto Rank, un psicoanalista de la vieja ola. Y con dichas condiciones un bebé requiere necesariamente de su madre quien pueda sobrellevarlo gradualmente, quien pueda vincularse a su persona, ser la extensión de lo que fue en el vientre para que pueda madurar bajo las mejores condiciones posibles. El vínculo que establece una madre en este punto y la calidad del mismo es vital para su hijo. Los buenos vínculos desarrollan hijos sanos mental y físicamente por supuesto. Cuando el vínculo es pobre es porque el deseo en la madre está debilitado u obstaculizado, o bien ella ha muerto y nunca más estará a su lado para prodigarle su amor, o por alguna razón está ausente los primeros días y semanas de nacido el hijo. Las consecuencias de dicha condición son aterradoras. Como producto de ello los hijos desarrollan enfermedades en forma más recurrente, son mas propensos a enfermarse ante cualquier circusntancia. Debido a que su organismo no ha desarrollado los anticuerpos que la leche materna provee, y que la leche de fórmula no desarrolla, entonces los niños sufren más físicamente de enfermedades en términos generales, su sistema inmunológico es débil y precisa de muchos de las defensas necesarias para enfrentar las luchas de la vida. Por otro lado, los efectos de una relación madre-hijo pobre o inexistente (psicológicamente hablando) crean problemas emocionales y afectivos. Los niños suelen ser más inseguros y ansiosos. La necesidad de apegarse a alguién se convierte en una necesidad neurótica persistente y compulsiva que dura toda la vida. Estos niños son propensos a la depresión y la melancolía, y sienten un vacío interior que necesita ser llenado con afecto y amor que muchas veces es una condición irresoluble. Se vuelve un ciclo enfermizo de experimentar y abastecerse de sustitutos de amor para cubrir sus huecos personales. En ocasiones sobrevienen las patologías mentales y toda la lista de síntomas de un ser que lleva consigo una carencia de amor y de cariño que en su momento no se cumplió de la forma adecuada. Todo eso indica la capacidad y la importancia sustantiva del vínculo de la madre con el hijo y lo indispensable de esta relación para el bienestar integral del nuevo ser.

EJE VECTOR DEL AMOR EN EL HOGAR
    Todo hogar ya sea funcional o disfuncional, conforma una estructura y dinámica especial en la que se involucran todos los miembros que la componen. Las jerarquías y los roles de cada quien juegan un papel importante para cada uno y en forma recíproca. Dentro de ella se inscriben dos vectores importantes sobre los que giran las historias y dramas, las expectativas, sentimientos y comportamiento en general. Una tiene que ver con la regla y la autoridad la cual es referida al varón desde el punto de vista cultural. Esto sigfnifica que el hombre en el hogar simboliza y ejerce el poder, la regla bajo la cual se rige la conducta de los hijos. La otra es la del amor propiamente dicho, y en ésta a la mujer le es dado un papel primordial sobre esta capacidad-esencia que tiene como base su naturaleza intrínseca como procreadora y productora de vínculos primarios con su progenie, es decir, que el amor que brota de su corazón en torno a su decendencia posee una base biológica y que después se inserta en la cultura. A diferencia del varón en la que la autoridad le ha sido heredada por la cultura, en la mujer el amor intenso por los hijos se desarrolla en forma natural a partir del embarazo y permanece por siempre; nunca desaparece, antes bien se intensifica al paso del tiempo. Al mismo tiempo, y aunque no le ha sido extendida por la sociedad y la cultura, la mujer tiene la capacidad de insertarse en el papel de la  autoridad cuando le es requerida cumpliéndola a cabalidad sin menoscabo del amor. Esta circunstancia propia de las mujeres las convierten en seres extraordinariamente fuertes, y las preparan para cualquier eventualidad, desastre, pérdidad de un miembro familiar, crisis económica, emocional o psicológica en el hogar, etc. Lo que las hace particularmente resistentes y firmes en sus actos y disposiciones es justamente la base de amor que ha surgido de forma natural en su ser, y quizás eso es lo que transforma  a la mujer en el adalid del hogar, desde luego sin demeritar la función del varón. Cuantas veces no hemos escuchado que la que manda en el hogar es la mujer. Bueno no se trata de una guerra de sexos, simplemente hacer valer que el sexo débil es una utopía, la falsedad más grande que el varón ha inventado para su beneficio personal a través del tiempo. Cuanta falsedad en ese slogan grotesco y discriminatorio atribuido a las mujeres. Y tanta ignorancia que para muchos (y para muchas también tristemente) este mensaje resulta cierto en pleno siglo veintiuno. La mujer, protadora de belleza,  capacidad y al mismo tiempo probidad e integridad, es un ejemplo de lo que Dios ha deseado para nosotros. No podemos hacer menos a quien muestra todas estas capacidades y hermosuras que penetran hondo en cada corazón sea de hombre o de mujer através de nuestras propias madres biológicas. Como negar las capacidades que poseen aquellas que nos trajeron al mundo y nos revistieron del amor indispensable para convertirnos en ciudadanos sanos y responsables; como hacer menos a quienes Dios les ha otorgado las capacidades necesarias para ser protegidos y abrigados bajo su amparo en la figura de la mujer, capacidades que los hombres no poseemos ni por equivocación. De que forma y con que cara se les puede decir a las damas que ellas pertenecen a un sexo débil solamente porque así lo dice la tradición, sin siquiera ponerse a analizar a fondo lo insensato de ésta aseveración. Imagine solamente que sería de la familia sin la mujer, sin el amor básico, sin su protección llena de ternura y gracia que le otorga a sus miembros, en especial a los que procrea, pero sin limitarse a ellos. La mujer es algo más de lo que nuestros ancestros creyeron, y ella merece nuestro reconocimiento y su homologación como ser humano con capacidades iguales a los varones dentro de la sociedad, y además con capacidades que le son propias como mujer y que son fundamentales para el desarrollo, estabilidad y armonía del ser humano y de la familia. Como hemos podido advertir, el sexo femenino es todo un baluarte, el bastión inmerecidamente no reconocido por muchísimo tiempo, pero que sin embargo ha comenzado a surgir guarneciéndo su corazón contra el oprobio que no desaparece nunca, y  buscando su importante lugar a lado del hombre que merecidamente les pertenece en la sociedad.

Saturday, January 19, 2013

EL HOMBRE IDEAL PARA LA MUJER DE HOY

EL HOMBRE IDEAL PARA LA MUJER DE HOY
    Seguramente le ha pasado por su mente, en algún momento de su vida, la idea de que no existen hombres en toda la extensión de la palabra, de aquellos que puedan satisfacer las necesidades de una mujer en importantes  aspectos de su vida tanto en lo económico como en lo espiritual, de proporcionarle la estabilidad emocional y proveerle a cada instante el sentimiento de sentirse segura a su lado, de respetarle su dignidad y valor de mujer, y de convertirla en la única y exclusiva dama dueña de su corazón. Inclusive podría asegurar que en muchos casos eso sucede hoy día, y si esa condición es algo que aún tiene prescencia importante sobre muchas mujeres, en especial aquellas que han sufrido grandes decepciones con hombres carentes de escrúpulos, hombres inconstantes en su vida sentimental, inadecuados emocionalmente o faltos de la capacidad de amar y entregarse a una mujer por la razón que fuere, entonces el concepto del hombre ideal pudiera convertirse en una utopía, mera fantasía de mujeres soñadoras y desubicadas del contexto real, por lo menos para esta clase de mujeres que han sufrido experiencias desagradables y hasta traumáticas  con el sexo opuesto. En consecuencia, la concepción que una mujer se forma respecto de un modelo de hombre tiene su barómetro en ella misma, en su pasado propiamente dicho, en lo adecuado o inadecuado de sus propios modelos masculinos en su vida y, por sobre todo, en la figura del  primer  hombre en la vida de toda mujer: su papá. Bajo esta última condición descansan gran parte de las expectativas de éxito o fracaso en torno a las relaciones heterosexuales y, particularmente, en las relaciones románticas y amorosas con el sexo opuesto. No obstante, toda mujer contiene elementos en común con el tema referente a como debe ser un hombre, y cuáles son los elementos que, éste último, debe cumplir ante una mujer para satisfacer a cabalidad sus deseos, fantasías, pretensiones, anhelos y hasta caprichos personales. Ovbiamente la mujer de hoy es una mujer que lucha al parejo con el hombre, al que parece que lo único que le ha sucedido en muchos años es que le han cambiado el estatus de la féminas, con lo cual ha tenido que buscar los ajustes para conciliar sus propias particularidades con ellas, particularidades que la cultura le ha otorgado desde siempre con ciertas ventajas y que muchas de las veces se niega a modificar. Hoy por hoy la mujer ya no es la misma de hace dos o tres décadas y los prototipos culturales han sufrido una gran revolución debido a importantes cambios en las sociedades modernas que involucran a la cultura, la educación y la ciencia. Afortunadamente estos cambios no se pueden soslayar, a menos que se quiera negar una realidad que resulta muy clara para todos, realidad que realza la participación de las mujeres en los diferentes niveles de la vida pública. Con todo esto, resulta obvio que los cambios en los roles del hombre y de la mujer en la sociedad salten a la vista y que el concepto de hombre ante la mujer moderna también contenga cambios importantes. Le preguntaba a una abuelita de ochenta y dos años acerca del hombre ideal para la mujer y textualmente me respondió “ ese hombre debe mantener a su mujer y a sus hijos; debe ser trabajador, que no permita que su mujer trabaje para que cuide a sus hijos y los eduque con buenos ejemplos y les de toda la atención que necesiten”. Otra viejecita, ahora nonagenariana,  me respondió lo siguiente ante la misma pregunta “ la segunda educación de una mujer es la del marido. El hombre de la casa debe ser atendido como debe ser y es obligación de su mujer atenderlo como se merece. El hombre debe ser muy trabajador, respetar su casa;  podrá andar con otras, pero siempre debe respetar el hogar de su mujer con la que se case”. Resulta claro que para la mujer de nuestro tiempo estas aseveraciones pudieran resultar anticuadas, aunque para las mujeres de principios y mediados del siglo pasado, esos conceptos, basados en los testimonios de las dos mujeres, con tinte machista resultaban algo normal y, ciertamente, muy aceptados por la cultura prevaleciente. Quizá para algunas mujeres sigue siéndolo, pero para la mayoría, por fortuna, las cosas han cambiado, y estas condicionantes han dejado de operar para dar paso a otras variables culturales relativamente nuevas. Los cambios vertiginosos en los medios masivos de comunicación y la tecnología y los avances en la ciencia en general y la educación, son factores que practicamente vuelven complicada la diferenciación entre los hombres y las mujeres, en especial en las comunidades urbanas modernas del mundo occidental, basicamente. Estos elementos se suman a las exigencias de la mujer actual que busca la igualdad de derechos y condiciones para su desarrollo en los diferentes ámbitos de la estructura socio-cultural. Bajo estos elementos operantes en la sociedad, las mujeres han modificado el prototipo de hombre ideal en el esquema social y psicológico, de modo que, hoy mismo, cualquier  que se jacte de “civilizada” la exigencia gira en torno a una igualdad de oportunidades de expresión y desarrollo en la sociedad y en los patrones familiares de comunicación y conducta, por supuesto sin discriminación de género. Empero, y a pesar de todas estas diferenciaciones de la mujer de hoy y la de nuestras abuelitas, en general las mujeres de cualquier lugar del mundo tampoco pueden soslayar las cosas que corresponden a los hombres y que son inherentes a su naturaleza masculina. En este recuadro, la mujer encuentra con agrado que un hombre reuna ciertas características que satisfagan su vanidad femenina, le retribuya su necesidad de sentirse protegida, etc. No obstante, y a pesar de todos los cambios culturales que operan a favor de  la mujer de nuestro tiempo y de su nuevo estatus de liberación en torno a los prejuicios de género y discriminación en la sociedad, ésta nueva mujer moderna no ha podido sacudirse algunas formas esenciales que, por naturaleza, corresponden al hombre, y con algunos cambios ciertamente importantes aún sigue manteniendo preferencia por algunas características del hombre del pasado, por supuesto exceptuando algunas que ya se han vuelto inoperantes. Mas sin embargo, algunas otras características masculinas se han agregado a la lista de las féminas, y ello ha enriquecido el esquema del nuevo prototipo de hombre del siglo veintiuno. Echémos un vistazo a ciertas peculiaridades que, en mi opinión, la moderna mujer exige de un hombre para satisfacer sus necesidades como persona y como mujer propiamente dicho en una relación de amistad, noviazgo y de amor. Dentro de las tres siguientes  grandes categorías que todo hombre debe poseer para estar al nivel de la mujer de hoy, se encuadran algunas otras singularidades que son pertenecientes a ellas tales como la sinceridad, la comunicación y la capacidad de amar. Algunas otras se derivan de las diferencias individuales y que tienen que ver con la personalidad del hombre y su educación tales como los intereses en la vida, las costumbres y hábitos, las expectativas de crecimiento y ambiciones personales y/o profesionales, su filosofía de la vida, religión y matrimonio, crianza de los hijos, entre otras.

PARTICULARIDADES DEL HOMBRE IDEAL

EL HOMBRE RESPONSABLE
     Un hombre que responde con responsabilidad es aquel que genera confiabilidad en las expectativas de sí mismo y de los demás. Este atributo radica en la conciencia del individuo, y es como una regla de vida, una práctica de cada día el responder con verdadera confianza ante lo que los demás esperan y, por sobre todo, ante su propia exigencia. Es predecible y sus actos se validan por si mismos sin necesidad de intermediarios o portavoces. La historia de su comportamiento asociada a una fuerte solvencia moral es su mejor carta de presentación. Para una mujer, el hombre responsable es digno de fe y confianza y sus actitudes son inspiradoras para sentirse estables emocionalmente, sin las contrariedades y vacilaciones de un hombre insensato, caso opuesto. Ese hombre particular que toda mujer desea debe ser un hombre respetuoso de sus propias obligaciones, maduro y conciente en el abordaje de su presente y futuro; sabe lo que quiere, y a menudo es una persona que planea sin dejar cabos sueltos. Esta condición le produce a él convicción  y estabilidad emotiva. El ser y actuar responsablemente tiene una motivación intrínseca muy profunda y poderosa que radica en la personalidad de la persona en cuestión. Un hombre probadamente responsable difícilmente cambiaría en la vida este atributo porque ello se constituye como parte de sí y se adhiere como parte de su piel que lo inmuniza del efecto de la injusticia y la insensatez. La fortuna de una chica de encontrar un hombre consistentemente responsable le proporciona una sensación de sentirse resguardada, alejada de la ambivalencia y la indefinición. Si hay algo que un hombre responsable produce en una chica es el sentimiento de sentirse atendida, estable y consistente en la relación.

EL HOMBRE AMOROSO ANTES, DURANTE Y POR SIEMPRE
    El punto débil de toda mujer es de sentir que el corazón se le derrita por un hombre que le corresponde de igual o mejor manera, vuelto loco de amor y pasión por ella; un hombre que la ame de verdad y que le entregue el corazón sin condiciones. Y amar es darse completamente en cuerpo y alma. Creo que las mujeres modernas requieren de una atención mucho mayor en este aspecto. Resulta claro que en un mundo de comunicaciones globalizadas y de una convivencia mutua intensa entre hombres y mujeres en los diferentes ámbitos y competencias de la vida en sociedad, las mujeres se insertan en muchos círculos de  interacción con personas de diferentes características de personalidad, formas de ser y de concebir la vida, el matrimonio, el noviazgo, las diferencias de los sexos y la participación de las mujeres en la sociedad, aspectos como la religión y la familia, el trabajo y los amigos. Envueltas en esta vorágine de cosas, las mujeres de hoy están más equipadas para responder adecuadamente, para adaptarse a las nuevas y crecientes circunstancias de la vida, y la ingenuidad  y el desconocimiento que otrora impregnó a nuestras abuelitas, siendo jóvenes, desde luego, ha desaparecido practicamente en la juventud del nuevo milenio. Pero al mismo tiempo la mujer actual, y quizás por todo lo anterior, se ha vuelto, aunque muy conocedora, mayormente suspicaz,  y le es complicado ceder al amor en un mundo donde abundan los lobos que solo buscan lo pasajero para su egocéntrica diversión y banal entretenimiento. Ahora las féminas exigen ser consideradas, tal cual debe ser, como todas unas auténticas mujeres, y que esos hombres entreguen el corazón a la par que ellas hacen lo mismo con ellos. Una mujer siente que la vida tiene significado y valor cuando alguién se enamora de ella, de su interior, de su forma de ser, así como de sus ojos, de su cabello y de toda ella completa sin quitarle ni ponerle absolutamente nada. Cuando un hombre comparte este sentimiento con la mujer, le expresa que la ama por lo que ella es, no por lo que tiene, y, además de eso, le hace saber y sentir que ella se ha convertido en la propietaria de su corazón por siempre, entonces esa mujer ha encontrado la gloria en la tierra. Su condición de homologada con el hombre en la cultura y en la sociedad le permite exigir eso de un hombre. Si ella es capaz de amar sin condiciones y de entregarse profundamente a un varón, entonces qué objeción habría para tal hombre para no hacer lo mismo. No obstante, creo que el estigma del hombre de hace treinta años, quizá más, ha manchado las expectativas del hombre de hoy.  Pienso que el hombre actual ha cedido a muchas presiones y ha tenido que modificar su patrón de conducta en la relaciones heterosexuales, en el cortejo y galanteo, como por ejemplo. Inclusive, ahora muchas mujeres se atreven a declarar su amor a los propectos en vísperas de una relación formal de noviazgo o matrimonio. Los temas en los que las mujeres fueron privadas en el pasado son, ahora mismo, cosa del diario vivir, lo cual permite una más activa y mayor interacción entre ambos sexos, eso creo. Ahora bien, si la consistencia del amor en un hombre se le viene abajo ante cualquier amenaza o por razón de  alguna falda que se le ha atravesado, entonces el desmoronamiento es inminente y muy doloroso para la supuesta mujer amada. Pero el hombre que realmente está enamorado de su mujer, no busca ni encuentra nada fuera del matrimonio o noviazgo. Simplemente la ama y es feliz con ella, y cuando el corazón lo proyecta con fuerza sobre una mujer no hay fuerza humana que pueda desprenderlo de ese sitio. El sello de garantía que puede tener una mujer de que un hombre la ama de verdad es la constancia, la perseverancia, la confiabilidad y los sacrificios que hace por ella a través del tiempo. La mujer lo advierte, lo presiente, lo intuye, ciertamente, con ese sexto sentido propiedad exclusiva de ella e inaccesible a él, desde luego. Así que, si realmente necesitas saber si ese hombre que te pretende o con el que ya tienes una relación más o menos formal contiene estos elementos de personalidad, obsérvalo detenidamente y juzga por ti misma. Empatiza, es decir, colócate en los pantalones de ese hombre por un momento y reflexiona acerca de lo que tú serías capaz de hacer por una mujer. Exige lo que tú das a la relación y de lo que eres capaz. Si amas con profundidad, no te pierdas en la ilusión ni en el enamoramniento si no sabes realmente con que clase de hombre te estás metiendo. En la medida en la que él se entrega a ti, tú le otorgas, y por si alguna razón ese hombre te genera desconfianza, y dicho sentimiento persiste en un tiempo mas o menos largo, probablemente es tiempo de decir adiós a la relación por el bien de ambos. También es necesario decir que un hombre amoroso piensa y desea a una mujer de igual condición. Ahora bien, no necesariamente los hombres tan amorosos son detallistas como toda mujer lo quisiera. A menudo los varones, en general, adolecen de la atención de ser de ese modo, no obstante ello no obstaculiza el deseo de ser mejores cada día y, como contrapeso, en el caso de los hombres verdaderamente amorosos, buscan la estabilidad emocional y afectiva en su hogar recurriendo a un esfuerzo de racionalización denodado. Es menester agregar que a muchos hombres tiernos y afectivos (no mujeriegos por si está pensando que es lo mismo) les encanta el hogar y lo disfrutan tanto o más que sus consortes. Si eres de esas damas que les harta la miel que en exceso un hombre le prodiga a su mujer con besos y caricias, palabras y detalles particulares a su personalidad, debes hacer un esfuerzo por agradarlo, de modo contrario estarías matando una de las formas predilectas de ese hombre por mostrarte su amor. Las mujeres que siempre dan la bienvenida a las muestras de cariño de hombres excesivamente expresivos con sus sentimientos, son una fuente de motivación muy importante para mantener una relación cercana y estrecha con dichos hombres; digamos que es la manera que ellos, en particular, han aprendido a expresar sus sentimientos de amor, y eso los regocija sobremanera. Lo justo es que exista reciprocidad, aunque lo contrario no significa el colapso de una relación formal, ni mucho menos. Además, también es una suerte maravillosa para cualquier mujer tener a un hombre con esta característica. Créame, no abundan los hombres bajo este rubro. No desaproveches la oportunidad si alguno de ellos toca a tu puerta. Solo asegúrate de que ese hombre contenga el resto de las características que debe poseer para ser digno de una mujer hermosa y bella como tú. Nunca pidas menos; siempre debes decirte que tú misma te mereces lo mejor, y asi estar preparada para cuando llegue ese amor soñado. Coloca en tus estándares esos requisitos, y si algunos hombres se retiran solitos es porque no están a la altura y no te merecen. Quizás a esos hombres les asusta mucho tu buen nivel de autoestima y saben de antemano que nunca cumplirán los requisitos que implícitamente son dados en las relaciones interpersonales, en el diálogo y en la conversación sana. Pero ten fe y confianza en que Dios pondrá al hombre de tu vida, aquel que reúna todas las cosas bellas que tú deseas para ser inmensamente feliz a su lado por el resto de tu vida.

EL HOMBRE PROTECTOR
    Habitualmente, las mujeres tienden a conciliar con hombres que se acomoden a sus características de personalidad, con los que puedan congeniar en base a semejanzas en carácter, forma de ser y de pensar. También, la mujer trae consigo el modelo paterno en su experiencia personal que impacta muchísimo a la hora de elegir a un hombre como su compañero amoroso. Pero existe algo que, eventualmente, a las mujeres de todo el mundo les encanta de un hombre, y esa cualidad que, bien se puede decir, es inherente a todo masculino, con sus raras excepciones, por supuesto, se refiere a la protección que un hombre le inspira, le ofrece, le otorga, le promulga o le expresa con o sin palabras a su enamorada. Este rasgo en particular, prevalece en la expectativa de la mujer desde siempre. Aunque en el pasado, cuando la cultura machista se imponía de manera absoluta, este concepto se refería a un conjunto de cosas entre las que figuraba la fuerza del hombre sobre la mujer, la virilidad y el prestigio social que sobre ellos la cultura favorecía. El hombre debía de cuidar de su mujer y estar atento a cualquier amenaza que atentara contra ella. El hombre era el héroe, el superman invencible sobre el cual la mujer descansaba para sentirse segura. Hoy en día las mujeres no necesitan de guardaespaldas para sentirse protegidas contra cualquier amago o intimidación. Puesto que la mujer moderna se sabe más conocedora de sus derechos y obligaciones en y para con la sociedad, ya no les es imprescindible esta clase de machos para poder vivir y sentirse cómodas. Lo que las mujeres de hoy exigen de un hombre es el sentimiento de que las salvaguardará ante cualquier cosa, sin importar si representa una amenaza o no. Es el simple hecho de sentir que él está allí justo por un lado de ella para protegerla, de servirle de apoyo, de abrigo y seguridad. De hecho la mujer de hoy se defiende con mucha fuerza y pareciera que no hace falta ningún apoyo masculino en ese sentido, no obstante el sentir que alguién la protege y está de su lado es sentir que ese alguién ha pensado y preocupado por ella. La protección no tiene que ver con el dinero ni de cosas por el estilo porque, de hecho, la mujer de hoy  es más independiente y tiene la capacidad de valerse por sí misma sin tener que depender de un hombre en particular. El sentimiento de sentirse protegida trasciende lo material y se identifica plenamente con el deseo de compañía, seguridad, confort, tranquilidad  de que él está para dar la cara por ella o por lo menos que está allí para dar apoyo, disfrutar los éxitos y llorar juntos los fracasos. Esa es la protección que la mujer del siglo veintiuno exige del hombre actual. Ahora bien, en cierta forma cada hombre posee este atributo, no obstante no todos lo tiene bien desarrollado. En algunos hombres eso es lo primero que salta a la vista; de hecho cuando estás con él, pareciera que observas a un animal predador cuidando de su compañera y de toda la manada, cuando la hay. Hay hombres que poseen esta característica muy acentuada, lo cual es bastante gratificante para muchas féminas, en especial aquellas con un fuerte deseo de sentirse protegidas por alguna carencia personal en sus vidas o que han llevado un modelo paternal de enfoque machista. Otros hombres, caso contrario, no se distinguen por este atributo precisamente. Digamos que en ciertos hombres algunas cualidades están por encima de otras. Siempre es preferible un balance en torno a estas cualidades, pero los gustos personales de cada mujer hacen la diferencia. De igual forma que en las demás características que debe tener un hombre para la mujer de hoy, el ser protector debe estar combinado con el resto para tener certeza de que su amor tiene una base sólida y consistente.


EL HOMBRE RESPETUOSO
    El respeto es un valor universal que vale a cualquier persona sin importar condicionamientos culturales ni subterfugios de ninguna especie. El ser respetuoso tiene una base familiar muy poderosa relacionada directamente con los modelos de crianza empleados en la educación.
    La respetuosidad en una relación hombre-mujer, es un ingrediente escencial para su buen desarrollo y altas expectativas de permanencia. Un hombre respetuoso aporta invariablemente una dosis grande al buen funcionamiento y sostén de una relación de noviazgo o de matrimonio. Sin embargo el respeto es también un interjuego en el que la mujer aporta también con su dignidad y exigencia, como dama que es ante el mundo y de frente a cualquiera. Empero, su postura y actitud pueden favorecer o demeritar el valor del respeto. El hecho de que un hombre sea respetuoso es algo de gran valor para una mujer, no obstante algunas damas lo llevan a un extremo de saboteo inconciente, como si ellas mismas no merecieran ser respetadas probablemente porque sus propios padres, en especial la figura del papá, no lo hicieron de forma adecuada con ellas y, hoy día, compulsivamente menoscaban el respeto que un hombre les demuestra. Lo mismo pasa en el caso contrario, cuando una mujer se da a respetar y el hombre no precisa de hacerlo porque sus modelos de vida en el hogar son o fueron exactamente lo contrario, es decir, irrespetuosos e irreverentes ante la figura femenina por considerarla de baja estima y solvencia mínima en la cultura. No hay mala fe, simplemente no conoce otras formas y solamente valida aquellas que ha conocido desde siempre en el hogar, y la pena que da ello.
    Ahora bien, dejando de lado las concepciones psicológicas respecto al asunto que nos ocupa, debo decir que a los hombres sólo se les tiene la certeza de que son respetuosos por su constancia ante una mujer y por el consenso y reputación que tiene en la comunidad cercana, me refiero a los amigos, conocidos y, sobre todo, la familia y asociados. El tiempo da la respuesta a la mujer acerca de si realmente está tratando con un hombre cabal y de respeto, digno de fe y confianza o con un vil, mentiroso y farsante. Desde luego que hay embusteros profesionales, por tal razón se debe estar siempre, como dice el dicho con “ un ojo al gato y otro al garabato”. El hombre que respeta a una mujer es, y sin querer serlo, un hombre galante y hasta sexy. En otras ocasiones la ceremoniosidad del hombre respetuoso es tal que la mujer siente que una barrera se interpone en la relación debido a que el amor y afecto se ven obstaculizados en su expresión. En efecto, para muchos varones el respeto es entendido en forma tan sublime, de modo que se ven limitados al expresar sus afectos; sienten o imaginan que cualquier cosa bonita y agradable que pudieran decir a una dama podría ofenderla. En su faceta balanceada el hombre respetuoso es siempre un signo positivo a cada mujer. Saber que un varón les da el lugar que se merecen, les respeta su forma de ser y no intentan cambiarla por ninguna razón y, en concordancia con ello, la aceptan tal como es con todos los atributos y cualidades que su persona posee, es en verdad algo que la mayoría de las mujeres hoy en día desearían encontrar en los hombres. ¿Los hay? Yo diría que sobran. Debes saber que esos hombres están dispuestos a amar, pero también están disponibles a recibir lo que ellos son capaces de dar.   
  
CONCLUSIONES
    Los tiempos y las formas han cambiado, y con ello una generación completa ha sido testigo de la revolución feminista que ha traído consigo mayores libertades para las mujeres, sin duda alguna. La consabida frase o slogan “liberación femenina”  ha sido vinculado a la lucha por la igualdad entre ambos sexos en una cultura que ha favorecido por mucho tiempo, sino es que por siempre, a los hombres. Asociado a esos cambios, los roles de los sexos en la sociedad han sufrido modificaciones importantes que le han permitido a la mujer adoptar nuevas formas de inserción bajo nuevos patrones de conducta frente al sexo masculino. Así mismo, las formas de relación heterosexual también se han modificado enormenente de tal suerte que la mujer de hoy se encuentra a nivel de su contraparte. Aunque aún persisten viejos prejuicios, el camino se ha abierto y hoy las mujeres gozan de una mayor apertura en las relaciones con los hombres con propósitos de todo tipo, en especial la de entablar relaciones serias y duraderas. Hoy en día las mujeres exigen del hombre el que  sean consideradas como sujetos de la relación y no como objetos, como antiguamente prevaleció. Se espera que el hombre sea más abierto a los cambios y encuentren que eso no es mas que la busqueda de adaptación mutua y la búsqueda de felicidad más que competencia de sexos. De este modo, la mujer pone de manifiesto que el hombre se muestre más colaborativo, muestre una mayor responsabilidad en sus actos y, con todos estos ajustes interactivos, que encaje de manera adaptativa con las expectativas que poseen ellas. La mujer de hoy exige un hombre moderno, y al decir moderno me refiero a un hombre libre de las cadenas culturales machistas, libre de los prejuicios sociales y familiares que le impidan entregarse a una mujer, y que, además de todo, no le impida a la mujer que se autorealize, que no le prohíba ser ella misma tratando de cambiarle su personalidad a conveniencia propia como si fuera un mero objeto de sus caprichos. Hoy en día la mujer  aspira a un balance y equilibrio en las relaciones herterosexuales sin descuidar los amados atributos que un hombre posee y que ellas aman, y que siempre han amado de verdad,y tratando de contrarestar aquellos rasgos de superioridad, prejuicio e ignorancia que tanto daño hicieron en el pasado a las mujeres.


Friday, January 11, 2013

CON ESCENCIA DE FRUTAS


   

TU ENSALADA DE FRUTAS FAVORITA

    La manzana resplandecía con sus radiantes y vivos colores que la revestían de gala, lo cual  no pasaba desapercibido para nadie que  se atreviése a pasar por allí con la firme intención de no mirarla. Lucía bella y hermosa entre los demás frutos  dentro de una amplia canasta que estaba colocada en el centro de la mesa del comedor,mas sin embargo cuando ella se abría y exponía su corazón, el gusto a los demás les duraba muy poco porque en un santiamén comenzaba a denotar un corazón pérfido, desleal. La aparente belleza exterior se desmonoraba en un lapso de tiempo muy corto, y los demás se desilusionaban al dar cuenta de ello. De lado de ella se encontraban un par de peras, las cuales eran de un color pálido rojizo y amarillento, y aunque adolecían de la brillantez que la manzana poseía, se notaban respetuosas y obedientes. Proyectaban un carácter  dulce y encantador. Por otro lado se encontraba una guayaba que con su color verde-amarillo y sus puntos oscuros sobre su vistosa piel, emanaba de sí un fragante olor frutal que aturdía los sentidos al menor contacto. Éstas y otras frutas descansaban en aquel canasto especialmente diseñado para albergar al concierto de delicias. Cierto día, la señora de la casa decidió cortar todas las frutas de la canasta a fin de satisfacer los paladares de los comenzales, los cuales estarían arrivando poco a poco. Le tocó el turno a la piña, la cual siempre se había reflejado con un trato ciertamente brusco, y podía percibirsele una forma de ser bastante irritable. Áspera por fuera y acidulada por dentro y de una personalidad abierta, expansiva y claridosa esta fruta siempre colocaba su sello de honor sobre la mesa con su flexibilidad bien aplicada, ya sea para los platillos fuertes, los postres, o bien como un entremés  o también como ingrediente escencial de una ensalada de sabores contrastantes. No obstante su carácter indómito, siempre se llevaba muy bien con todos y todas. Enseguida de la piña le siguió el turno al melón. Éste fruto, poco más modesto en su relación con los demás, mostraba una personalidad firme, aunque en ocasiones se distinguía por ser dulce, en otras veces se experimentaba con mucho contenido pero con poca escencia, insípido, desabrido e inexpresivo. Siempre se le notaba como el expectador, aunque de pronto se lucía en la reuniones. Seguido de este fruto soso y de poca gracia, le siguió el turno a la fresa. Ésta era de una belleza exterior y de una transparencia de carácter pocas veces visto, vivaracha y divertida  siempre dulcificaba el ambiente con sus comentarios ingenuos acerca de los temas más espinosos, y evidenciando una forma de ser aunque afable también provista de una firmeza en sus actos y decisiones. Bella por fuera y por dentro también era como se le conocía a éste ejemplar en el excéntrico mundo de los frutos. Después de la hermosa fresa el plátano se engalanaba de amarillo, un tanto encorvado pero regio y firme siempre se jactaba de ser “un mango” para los ojos de las frutas más bellas. Alto y siempre elegante, de ángulos rectos y provisto de una seguridad en si mismo era el plátano que cuando se tomaba la foto con otros y otras se advertía el garbo en contraste con la sencillez de los demás. Engreído y petulante dejaba tras de sí un aire de orgullo retorcido en su relaciones interpersonales. Lo cierto es que nunca le faltaban invitaciones a fiestas y reuniones. ¿Sería acaso por su protagonismo que siempre causaba revuelo a donde iba? Finalmente, después del turno de la manzana, las peras y la guayaba les tocó el último lugar a la sandía y al limón. La primera era de un temperamento intenso lo cual no se notaba a simple vista. Siempre exhuberante y de enormes y pronunciadas curvas, delicada al gusto, tratable y sencilla, nunca renunciable a sus propósitos, denodada y perseverante era el ejemplo vivo de la mujer entregada a sus amores; apasionada por la vida, penetrante y aguda en lo intelectual, a simple vista era el depósito de todas las cualidades positivas que se pudiesen encontrar en mujer alguna. Cuando exponía su interior ella sola se desvanecía de amor por el otro, sentimiento tan profundo que en ocasiones era razón de su martirio por alguna desilución acaecida. El limón cerró con broche de oro ésta amalgama de efectos para los sentidos. Siempre verde, a veces amarillo, de pequeñas proporciones pero de sabores grandes y fuertes ésta fragante fruta era el comodín, el que siempre encajaba mezclado con otras frutas, difícilmente resaltaba por sí solo. Claridoso y directo en sus relaciones con los demás, empero de un carácter adaptable y acomedido, siempre venía a bien acompañado de otros, raramente solo. No soportaba su soledad, por eso siempre tenía que estar en asociación con alguién más. El concierto de frutas apenas comenzaba y cada una de ellas y ellos daban de sí lo mejor tratando de ganar prescencia con sus sabores, olores, colores, formas y delicadezas al gusto. Resultaría interesante saber en que fruto te posicionas mejor, o bien si a lo mejor te identificas con  una mezcla de frutas en especial. Quizás tendrías que agregar alguno que otro fruto con todos sus atributos y características propias para entonces dar a conocer de mejor forma tu coctel de personalidad, la gamma personal de tus cualidades y defectos. Tal vez en kiwi con su dulzura interior, a lo mejor la granada con su juego de personalidades, desdoblando una para cada situación; tal vez la uva con sus distintivos colores, suave al tacto y versátil aunque a veces un tanto polarizada en su forma de ser, a veces dulce a veces ácida solía conocérsele también como la fruta de la personalidad bipolar. Cualquiera que sea el fruto de tu preferencia y con el que identifiques algunas características propias a de tu personalidad, entonces tendrás tu propia ensalada, la ensalada de la vida, la ensalada con la que vas y vienes por la vida experimentando éxitos y fracasos. Posiblemente preferirías agregar alguno que otro fruto que te proporcione un balance más equilibrado a tu vida, tal vez estás en una situación envidiable. No importando la mezcla que poseas actualmente, es importante también incorporar a tu vida la variedad de frutos exaltando las cualidades y dejando de lado los defectos. Al final la mejor ensalada de frutas será aquella de la que todos desearían participar, comer y convidar. El coctel que te haga sentir bien, que te permita sentirte saludable y te proyecte como una  buena persona, respetuosa y con valores morales firmes, ese coctel  será la forma idónea de crecer, de ser feliz  y andar por la vida siendo el mejor ejemplo, un verdadero ejemplo de vida para los demás.