El trato diario con la familia, los amigos y otras personas con las que mantenemos un contacto íntimo hacen que la vida sea más placentera, ademas de saludable. Deben creer ustedes que la concordia y las actitudes positivas en nosotros mismos crean espacios de resonancia en las relaciones con los demás y nos ayudan enormemente en lo espiritual, mental y en lo físico. Ser positivo es difícil en estos tiempos de apuro, de un venir por aquí y para allá. Seguro que es difícil, pero vale la pena esforzarse en serlo. El paso básico para hacerlo es pedirle a Dios que nos ilumine. Día a día debemos hacerlo. Sin Dios nada es posible. Después de ello, el trabajo es nuestro. Te encontrarás muchos obstáculos y de toda índole. Algunos de ellos tendrás que confrontarlos. Otros, los esquivarás y te darás cuenta que eso es lo mejor. Algunos más, simple y sencillamente ni siquiera tendrás que mirarlos; no valen la pena. Una mente despejada y abierta resultará como un imán para los demás. El ser positivo crea un aura alrededor de nosotros, lo cual nos vuelve impermeables a la crítica destructiva y a los comentarios peyorativos. Asi que, hermanos de sangre, comenzemos hoy por ser más positivos en nuestras vidas e inundemos a nuestros seres queridos con nuestro amor. Hagámoslo. No lo pensemos. No lo callemos. digámoslo, hablémoslo, no lo silenciemos porque nuestro corazón no brillará y no habrá un mañana.
