Thursday, March 3, 2016

VACÍOS EN EL CORAZÓN


        Cuántos vacíos en el corazón que, de pronto, me hacen sentir menos que poca cosa, en especial cuando me miro al espejo y hurgo más allá de lo visualizable. Vacíos en el alma  herencia de  la triste experiencia de mi vida remota, espacios ahora suplantados por fuertes resentimientos que traspasan mi control. En ocasiones, siento miedo de mí por desconocerme del todo cuando advierto que muchas de las perforaciones existentes en mi corazón han venido de quien debió darme amor y protección. Me doy asco cuando el recuerdo de la ignominia se apodera de mi conciencia; repulsión me produce recordar, ilusoriamente me quedo sin nada, sin un pasado, totalmente hueca y desvalorada, aunque del vacío emerge la bandera del odio que oprime mi corazón y me priva de la razón. Ser feliz, para mi, se ha convertido en una utopía. No puedo ser feliz, no sé qué significa la felicidad. Abandonada en un abismo, la depresión me consume, la soledad me acompaña en todo momento, no hay nada por hacer sino dejar de existir para acabar con todo, con todos, conmigo, con mi deplorable ser interior. No sirvo a nadie ni a nada, vacía en todo, carenciada del amor, la muerte se aproxima, ella está en mí como una segunda piel, atrapada, subyugada, vuelta nada. ¿Dónde estás Dios? ¿Por qué me has abandonado? ¡Te necesito dentro de mi corazón; ven y sánalo, límpialo de toda mugre corroída, despójame de cada yugo sempiterno, de todo vestigio maligno! Dios mío, acude en mi auxilio. Sólo tú y nadie más que tú podrá cambiar mi corazón.