Sunday, January 27, 2013

LO MÁS HERMOSO DE LA MUJER


LA BELLEZA Y FORTALEZA DE UNA MUJER

    Es un verdadero honor tener la maravillosa oportunidad de escribir teniendo como punto de inspiración al bello, fuerte y hermoso sexo que Dios creo para completar su excelsa obra en la creación de todas las cosas, del universo, de nuestro sistema solar, nuestro planeta, los animales y las plantas, los cielos y la tierra y, por supuesto, y sin afán de ser reiterativo, al ser más lindo sobre la tierra: la mujer.¿Y por qué es un honor? Hasta la pregunta es necia. Es un honor porque, en primer lugar de una mujer nació Cristo nuestro Dios, y esa mujer llamada María es la representación de la pureza y virginidad, del amor más grande y profundo que una mujer puede experimentar por sus hijos, y de los grandes sacrificios que siempre está dispuesta a realizar por ellos.Toda mujer debe identificarse con María nuestra reina, a la que veneramos con mucho respeto y amor, y a la que siempre pedimos para que interceda por cada uno de nosotros en nuestras necesidades ante su hijo Dios nuestro Señor. Por esta poderosísima razón siento un placer y un orgullo, a la vez que una responsabilidad muy grande de plasmar de la forma mas honesta, humilde, puntual y congruente las palabras que el corazón me dicte en torno a la belleza interior que circula en los corazones de las féminas e inunda a todo ser a su alrededor. Me es muy grato resaltarle las cualidades y atributos, algunos de ellos inexistentes en el sexo masculino por cierto, porque la mujer es un depósito directo de grandes talentos que Dios le provee para cumplir su misión aquí en la tierra. Justamente por eso considero que la belleza de una mujer debe ser resaltada con la observancia de que su esplendor debe medirse de dentro hacia afuera y concluirla con toda la amplia gamma de distintivos y emblemas que muchos hombres aún se niegan a reconocer.
    Si usted le pregunta a una chiquilla de quince años el significado de belleza, seguramente ya sabe el tipo de respuesta que obtendrá. Pues de la misma forma, muchas personas no tan jóvenes tienen el concepto de belleza que va de lo de afuera, es decir, de la fachada y hasta no muy lejos de allí, deteniéndose en ocasiones ligeramente en ciertos atributos de inteligencia y cualidades de comunicación, si bien les va a las damas, barnizándo con eso la supuesta belleza interior. Eso es lo típico de los certámenes de belleza femenina. Y para muchos esa belleza nos resulta suficiente para llenar la contestación a esa pregunta. No imaginamos mas allá, de pronto tenemos ciertos aciertos pero las omisiones son mayores, más aún los conceptos érroneos reaparecen con frecuencia, y el concepto que nos llevamos de la belleza es solamente la del cascarón. Sin embargo,es menester considerar y resaltar algunas esencias exclusivas de las damas, ciertos atributos que no comparten con el sexo masculino porque le son propios a su condición de mujer, y  que por lo cual la convierten en un ser agraciado  y hermoso

          
ESENCIAS DE LA MUJER
    Toda mujer posee ciertos atributos y capacidades que Dios le ha provisto desde su creación, cuando puso a dormir a Adan para sustraerle una costilla del costado izquierdo muy cerquitas del corazón y crear a Eva con toda la gracia y esplendor que solo puede provenir de Él, nuestro Dios Padre. La eventual salida del paraíso que Dios creó para ambos, y que le conocemos como El Jardín del Edén, constituyó un evento que nos marcó a todos los seres humanos como pecadores, convirtiéndonos en herederos del pecado original en que incurrieron Adán y Eva, nuestros primeros padres terrenales, al desobedecer las órdenes del Creador de no comer del fruto del árbol de la vida. Como ambos pecaron bajo las mismas circunstancias, ambos fueron expulsados en forma inmediata. Desde entonces la mujer conoció una esencia que Dios le tenía preparado, las más hermosa capacidad en todas las mujeres que es la de dar a luz a una nueva vida, la capacidad de quedar embarazada y que un nuevo ser se desarrolle dentro su seno, para que finalmente después del tiempo que Él dispuso, de a luz a un ser humano,a un  nuevo ser y un milagro maravilloso de Dios.

LA CAPACIDAD DE PROCREAR
    Cuando usted mira a una mujer embarazada, sea su esposa, hermana,parienta suya o cualquier otra sin importar su nexo familiar con ella, no le queda mas remedio que dar tributo al sexo femenino por esa capacidad  tan grandiosa que Dios le encomendó al sexo femenino desde el principio de la creación. Si usted es mujer, debe saber que la bendición más hermosa de todas las de su género es la de dar vida dentro de sus entrañas a otro ser humano. La capacidad de procreación se hizo extensiva a todo organismo  del género femenino con sus contadas excepciones, de tal manera que esta maravilosa gracia nos provee del milagro de amor que Cristo nos regala con la concepción, desarrollo y nacimiento de un bebé al mundo. La portadora de esta grandiosa capacidad se llama mujer. Lo que no entiendo y nunca nadie me ha explicado de forma convincente y desde todos los puntos de vista es que, aún y a pesar de esta capacidad que Dios le dotó a la mujer, amén de otros más, es que a ella misma se le haya llamado el sexo débil. Este equívoco cultural no tiene ningún sustento desde ningún ángulo conceptual, y sin embargo la errónea idea ha persistido desde tiempos inmemoriables, y la pregunta es que si con esa capacidad de procreación  provista por Dios Padre para cada mujer ¿cuál  razón poderosa que le asista la inteligencia del hombre existe para que una mujer sea estigmatizada como perteneciente a un sexo débil, si en ese supuesto cuerpo frágil y delicado se ofrece el maravilloso milagro de la procreación humana y que Dios dispuso de forma perfecta? Había estado pensando en ello durante cierto tiempo, y cada vez confirmo la sospecha, no tan solo mía sino de mucha gente ahora, de que esa frase limitante, además de peyorativa hacia el sexo femenino haya sido una producto del sistema machista que dominó nuestra “civilización” occidental durante siglos, estableciendo un régimen social y de familia en la cual el varón mantenía la supremacía sobre la mujer en todos los niveles de la vida, tanto pública como privada. Por fortuna, todos estos prejuicios han ido desapareciendo gradualmente en las sociedades modernas dando lugar a una mayor participación de la mujer en muchas áreas de la vida en sociedad. Y pienso que en la actualidad muy pocos se atreverían a calificar a las damas como personas débiles, so pena de ser catalogado, en forma justa por cierto, de ignorante, retrasado culturalmente y prejuiciado. Ni más ni menos.
    La capacidad procreadora la establece nuestro Padre en la mujer por alguna razón especial que dista mucho a nuestro entendimiento. Pero en esa capacidad la mujer sirve de instrumento para que un milagro de Dios se sucite cada día en todas partes del mundo. La mujer desarrolla un sentido de ternura y protección únicos durante la etapa de gestación. El embarazo propiamente dicho tiene una duración aproximada de nueve meses desde que se produce la concepción hasta que el bebé nace. Y en todo ese tiempo la mujer le facilita al producto todos los nutrientes necesarios para su desarrollo óptimo. El embarazo produce en la mujer sentimientos de ternura y amor profundos hacia el bebé que se gesta en su vientre. Se vuelve mas sensitiva al estres del contexto y desarrolla un instinto de protección especial en torno a su hijo, incluso cuando aún no ha nacido. Muchas cosas que antes no tenían sentido, ahora cobran vital importancia. El ánimo por la vida se intensifíca y un enorme deseo por vivir se apodera de ella. El niño en su vientre le cambia la vida por completo, y es tan solo el principio de un nuevo cambio que se volverá permanente. El maravilloso ciclo del embarazo incluye la preparación de las nueva fuente alimenticia y suministro de todos los maravillosos ingredientes que su hijo necesitará al nacer, nutrientes imposibles de reemplazar por ninguna fórmula creada por el hombre. De ahí lo especial de la capacidad procreadora, la cual se hace extensiva hasta tiempo después del nacimiento.

LA CAPACIDAD DE AMAMANTAR
    Resultado del funcionamiento glandular respectivo debido al embarazo ocurrido en la mujer, aparece en su cuerpo una hermosa y admirable capacidad: amamantar a su bebé a través de sus senos. El período de lactancia es un lapso de importancia sustantiva para el desarrollo integral del bebé. Su inicio aparece antes de que  nazca, pero se pone en marcha con su nacimiento, puesto que el nuevo ser  requiere de la leche maternal( o de las fórmulas elaboradas por el hombre que la sustituyen en casos de ausencia de leche en las mamas de la madre, o por otras razones distintas) para subsistir. En los casos de  mujeres sin ningun impedimento físico para amamantar a sus bebes, una buena actitud hacia esta capacidad que Dios le ha dado le permite sacar provecho beneficiando principalmente a su hijos, debido a los altos nutrientes contenidos en la leche materna y que son requeridos para el desarrollo de los anticuerpos necesarios para el fortalecimiento del sistema inmunológico en el niño, efecto que no se produce con la leche a base de fórmulas.
    Por otro lado, la alimentación a través del pecho materno le transmite al hijo apropiarse no tan solo de los nutrientes vitales para su buen desarrollo físico, sino que también lo dota del amor y de la seguridad indispensable que todo bebe necesita al nacer y desarrollarse. Esto significa que la relacion madre-hijo vía pecho materno establece una relación de amor y ternura, variantes que el niño requiere para el sustento psicológico sano. Está probado científicamente que el niño que no recibe pecho materno es más propenso a la ansiedad y la neurosis. Con el tiempo se vuelve más inseguro e inestable emocionalmente comparado con los niños que que recibieron leche materna en su período de lactancia. Además, el vínculo que se forma entre ambos, madre e hijo, es algo muy importante desde el punto de vista psicologico para el desarrollo de una personalidad sana y bien estructurada. Con esto sabemos ahora que la capacidad de amamantar es fundamental para un desarrollo sano desde el punto de vista físico y psicológico. Además de todo es un deleite a la vista, un verdadero poema encarnado observar como una madre alimenta de pecho a su propio hijo. En verdad esa es una belleza maravillosa, un cuadro sublime y extraordinario; un cuadro que refleja el verdadero amor de una mujer, lo excelso de su capacidad por que con ella misma se satisfacen una cantidad inumerable de necesidades primarias necesarias para sobrevivir en el nuevo e inhóspito, mundo para aquel nuevo ser producto de sus entrañas. Solo una persona en mundo terrenal puede dar albergue a toda la amplia gama de necesidades físicas,emocionales y afectivas que el bebé necesita, y ella es la madre. No es la enfermera, la nodriza o la abuela, ni mucho menos el padre son quienes solventarán éstas necesidades en forma satisfactoria en el niño; solo su madre biológica, la que lo engendra porque en ella se suscriben las potencialidades del proceso completo, de ese gran milagro que Dios posibilita en cada mujer. Esto es en verdad una de las bellezas-esencias en la mujer más espléndida y admirable. Si al leer lo anterior, que es de sobra conocido, aún le queda la duda de la fortaleza de la mujer y de su incuestionable belleza, entonces su lectura de nada le ha servido. Mejor pare aquí. No tiene sentido seguir leyendo lo que para su corazón es muy complicado de aceptar, y que Dios me lo bendiga. En caso contrario, siga su lectura y acabe por confirmar la belleza y capacidad de la mujer.

CAPACIDAD DE ESTABLECER UN VÍNCULO PRIMARIO AFECTIVO CON EL INFANTE
    Vínculo emocional podría sonarle algo muy especializado y hasta confuso, mas para este caso en el que estamos tratando de describir las capacidades-esencias en la mujer.
     La madre durante su embarazo desarrolla una relación muy especial con su hijo en su vientre, relación que se fortifíca al paso del tiempo y que culmina con al alumbramiento. No obstante después del nacimiento deviene esa relación en forma drástica modificándose enormemente en intensidad.
        En la relación madre e hijo el vínculo que se establece a través de la alimentación vía pecho materno es de una naturaleza muy intensa y necesaria para la  estabilidad emocional y afectiva del bebé, y es un determinante en la formación de la estructura de la personalidad y comportamiento del sujeto en general. En los primeros días y semanas el bebé no reconoce otra figura que no sea la madre. Pasará algún tiempo antes de que el padre comienze a tener sentido para el hijo, y eso es debido a su proceso de maduración y desarrollo. Alrededor de los ocho meses de vida, el nuevo ser comienza a experimentar un fenómeno llamado constancia del objeto, es decir que la figura del padre empieza a formar parte de su esquema mental, o mejor dicho es ahí cuando el papá comienza por existir en la vida mental de su hijo. Y durante todo este tiempo hasta antes de este fenómeno, en su esquema mental la sido la madre el único ser ligado emocionalmente a su hijo por razones naturales. Esta increíble capacidad que la mujer posee le permite completar las necesidades afectivas y de seguridad en su propio hijo, necesidades que de otra forma quedarían acéfalas provocando un desajuste psicológico irreversible en el sujeto. He aquí otra de las capacidades que de ninguna manera podrían ser atribuíbles a un sexo calificado como débil. Muy por el contrario, la mujer es un ejemplo de una gran fuerza de voluntad, de una determinación inquebrantable y una fuerza interior definida. Todas estas circunstancias son necesarias para que entonces esa mujer pueda convertirse en la provedora del alimento físico, de la ternura y el amor, de la seguridad y la protección que su hijo requiere para su desarrollo normal. Debido a que el niño es un ser indefenso desde que nace hasta mucho tiempo después, requiere de un lazo afectivo que le de abrigo y seguridad. Algunas personas piensan que lo que necesita solamente un bebé al nacer es solamente la alimentación consistente en la leche materna o la de alguna fórmula  especial. Por supuesto que eso es básico e indispensable. Sin embargo, el nuevo ser necesita de muchas otras cosas que son esenciales para vivir y convertirse en una persona sana en forma integral, física, psicológica y emocional. El niño trae consigo todas estas necesidades en sí mismo, circunstancias que no fueron requeridas durante su estancia en el vientre de su madre por la sencilla razón de que allí adentro se le alimentó en forma natural, y ese ambiente era de una temperatura adecuada para mantenerlo calientito y seguro. Entonces, la necesidad del vínculo es cuando nace, en el momento que no tiene esas condiciones de vida y que tiene que alimentarse por sí mismo succionando leche de la mama o del chupete, y tiene que adaptarse a la temperatura del ambiente, y hasta tiene que respirar por sí mismo, cosa que no hacía en el vientre. Ante tales cambios tan bruscos, el niño al nacer enfrenta un verdadero trauma, como bien lo decía Otto Rank, un psicoanalista de la vieja ola. Y con dichas condiciones un bebé requiere necesariamente de su madre quien pueda sobrellevarlo gradualmente, quien pueda vincularse a su persona, ser la extensión de lo que fue en el vientre para que pueda madurar bajo las mejores condiciones posibles. El vínculo que establece una madre en este punto y la calidad del mismo es vital para su hijo. Los buenos vínculos desarrollan hijos sanos mental y físicamente por supuesto. Cuando el vínculo es pobre es porque el deseo en la madre está debilitado u obstaculizado, o bien ella ha muerto y nunca más estará a su lado para prodigarle su amor, o por alguna razón está ausente los primeros días y semanas de nacido el hijo. Las consecuencias de dicha condición son aterradoras. Como producto de ello los hijos desarrollan enfermedades en forma más recurrente, son mas propensos a enfermarse ante cualquier circusntancia. Debido a que su organismo no ha desarrollado los anticuerpos que la leche materna provee, y que la leche de fórmula no desarrolla, entonces los niños sufren más físicamente de enfermedades en términos generales, su sistema inmunológico es débil y precisa de muchos de las defensas necesarias para enfrentar las luchas de la vida. Por otro lado, los efectos de una relación madre-hijo pobre o inexistente (psicológicamente hablando) crean problemas emocionales y afectivos. Los niños suelen ser más inseguros y ansiosos. La necesidad de apegarse a alguién se convierte en una necesidad neurótica persistente y compulsiva que dura toda la vida. Estos niños son propensos a la depresión y la melancolía, y sienten un vacío interior que necesita ser llenado con afecto y amor que muchas veces es una condición irresoluble. Se vuelve un ciclo enfermizo de experimentar y abastecerse de sustitutos de amor para cubrir sus huecos personales. En ocasiones sobrevienen las patologías mentales y toda la lista de síntomas de un ser que lleva consigo una carencia de amor y de cariño que en su momento no se cumplió de la forma adecuada. Todo eso indica la capacidad y la importancia sustantiva del vínculo de la madre con el hijo y lo indispensable de esta relación para el bienestar integral del nuevo ser.

EJE VECTOR DEL AMOR EN EL HOGAR
    Todo hogar ya sea funcional o disfuncional, conforma una estructura y dinámica especial en la que se involucran todos los miembros que la componen. Las jerarquías y los roles de cada quien juegan un papel importante para cada uno y en forma recíproca. Dentro de ella se inscriben dos vectores importantes sobre los que giran las historias y dramas, las expectativas, sentimientos y comportamiento en general. Una tiene que ver con la regla y la autoridad la cual es referida al varón desde el punto de vista cultural. Esto sigfnifica que el hombre en el hogar simboliza y ejerce el poder, la regla bajo la cual se rige la conducta de los hijos. La otra es la del amor propiamente dicho, y en ésta a la mujer le es dado un papel primordial sobre esta capacidad-esencia que tiene como base su naturaleza intrínseca como procreadora y productora de vínculos primarios con su progenie, es decir, que el amor que brota de su corazón en torno a su decendencia posee una base biológica y que después se inserta en la cultura. A diferencia del varón en la que la autoridad le ha sido heredada por la cultura, en la mujer el amor intenso por los hijos se desarrolla en forma natural a partir del embarazo y permanece por siempre; nunca desaparece, antes bien se intensifica al paso del tiempo. Al mismo tiempo, y aunque no le ha sido extendida por la sociedad y la cultura, la mujer tiene la capacidad de insertarse en el papel de la  autoridad cuando le es requerida cumpliéndola a cabalidad sin menoscabo del amor. Esta circunstancia propia de las mujeres las convierten en seres extraordinariamente fuertes, y las preparan para cualquier eventualidad, desastre, pérdidad de un miembro familiar, crisis económica, emocional o psicológica en el hogar, etc. Lo que las hace particularmente resistentes y firmes en sus actos y disposiciones es justamente la base de amor que ha surgido de forma natural en su ser, y quizás eso es lo que transforma  a la mujer en el adalid del hogar, desde luego sin demeritar la función del varón. Cuantas veces no hemos escuchado que la que manda en el hogar es la mujer. Bueno no se trata de una guerra de sexos, simplemente hacer valer que el sexo débil es una utopía, la falsedad más grande que el varón ha inventado para su beneficio personal a través del tiempo. Cuanta falsedad en ese slogan grotesco y discriminatorio atribuido a las mujeres. Y tanta ignorancia que para muchos (y para muchas también tristemente) este mensaje resulta cierto en pleno siglo veintiuno. La mujer, protadora de belleza,  capacidad y al mismo tiempo probidad e integridad, es un ejemplo de lo que Dios ha deseado para nosotros. No podemos hacer menos a quien muestra todas estas capacidades y hermosuras que penetran hondo en cada corazón sea de hombre o de mujer através de nuestras propias madres biológicas. Como negar las capacidades que poseen aquellas que nos trajeron al mundo y nos revistieron del amor indispensable para convertirnos en ciudadanos sanos y responsables; como hacer menos a quienes Dios les ha otorgado las capacidades necesarias para ser protegidos y abrigados bajo su amparo en la figura de la mujer, capacidades que los hombres no poseemos ni por equivocación. De que forma y con que cara se les puede decir a las damas que ellas pertenecen a un sexo débil solamente porque así lo dice la tradición, sin siquiera ponerse a analizar a fondo lo insensato de ésta aseveración. Imagine solamente que sería de la familia sin la mujer, sin el amor básico, sin su protección llena de ternura y gracia que le otorga a sus miembros, en especial a los que procrea, pero sin limitarse a ellos. La mujer es algo más de lo que nuestros ancestros creyeron, y ella merece nuestro reconocimiento y su homologación como ser humano con capacidades iguales a los varones dentro de la sociedad, y además con capacidades que le son propias como mujer y que son fundamentales para el desarrollo, estabilidad y armonía del ser humano y de la familia. Como hemos podido advertir, el sexo femenino es todo un baluarte, el bastión inmerecidamente no reconocido por muchísimo tiempo, pero que sin embargo ha comenzado a surgir guarneciéndo su corazón contra el oprobio que no desaparece nunca, y  buscando su importante lugar a lado del hombre que merecidamente les pertenece en la sociedad.

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