LA BELLEZA Y FORTALEZA DE UNA MUJER
Es un verdadero
honor tener la maravillosa oportunidad de escribir teniendo como punto de
inspiración al bello, fuerte y hermoso sexo que Dios creo para completar su
excelsa obra en la creación de todas las cosas, del universo, de nuestro sistema solar, nuestro planeta, los animales y las plantas, los cielos y la tierra y, por
supuesto, y sin afán de ser reiterativo, al ser más lindo sobre la tierra: la mujer.¿Y
por qué es un honor? Hasta la pregunta es necia. Es un honor porque, en primer
lugar de una mujer nació Cristo nuestro Dios, y esa mujer llamada María es la
representación de la pureza y virginidad, del amor más grande y profundo que una
mujer puede experimentar por sus hijos, y de los grandes sacrificios que siempre
está dispuesta a realizar por ellos.Toda mujer debe identificarse con María
nuestra reina, a la que veneramos con mucho respeto y amor, y a la que siempre pedimos
para que interceda por cada uno de nosotros en nuestras necesidades ante su hijo
Dios nuestro Señor. Por esta poderosísima razón siento un placer y un orgullo, a
la vez que una responsabilidad muy grande de plasmar de la forma mas
honesta, humilde, puntual y congruente las palabras que el corazón me dicte en
torno a la belleza interior que circula en los corazones de las féminas e
inunda a todo ser a su alrededor. Me es muy grato resaltarle las cualidades y
atributos, algunos de ellos inexistentes en el sexo masculino por cierto, porque
la mujer es un depósito directo de grandes talentos que Dios le provee para
cumplir su misión aquí en la tierra. Justamente por eso considero que la belleza
de una mujer debe ser resaltada con la observancia de que su esplendor debe
medirse de dentro hacia afuera y concluirla con toda la amplia gamma de distintivos
y emblemas que muchos hombres aún se niegan a reconocer.
Si usted le
pregunta a una chiquilla de quince años el significado de belleza, seguramente
ya sabe el tipo de respuesta que obtendrá. Pues de la misma forma, muchas
personas no tan jóvenes tienen el concepto de belleza que va de lo de afuera, es
decir, de la fachada y hasta no muy lejos de allí, deteniéndose en ocasiones ligeramente
en ciertos atributos de inteligencia y cualidades de comunicación, si bien les
va a las damas, barnizándo con eso la supuesta belleza interior. Eso es lo típico
de los certámenes de belleza femenina. Y para muchos esa belleza nos resulta
suficiente para llenar la contestación a esa pregunta. No imaginamos mas allá, de
pronto tenemos ciertos aciertos pero las omisiones son mayores, más aún los
conceptos érroneos reaparecen con frecuencia, y el concepto que nos llevamos de
la belleza es solamente la del cascarón. Sin embargo,es menester considerar y
resaltar algunas esencias exclusivas de las damas, ciertos atributos que no
comparten con el sexo masculino porque le son propios a su condición de mujer,
y que por lo cual la convierten en un
ser agraciado y hermoso
ESENCIAS DE
LA MUJER
Toda mujer posee
ciertos atributos y capacidades que Dios le ha provisto desde su creación, cuando
puso a dormir a Adan para sustraerle una costilla del costado izquierdo muy
cerquitas del corazón y crear a Eva con toda la gracia y esplendor que solo
puede provenir de Él, nuestro Dios Padre. La eventual salida del paraíso que Dios
creó para ambos, y que le conocemos como El Jardín del Edén, constituyó un
evento que nos marcó a todos los seres humanos como pecadores, convirtiéndonos
en herederos del pecado original en que incurrieron Adán y Eva, nuestros
primeros padres terrenales, al desobedecer las órdenes del Creador de no comer
del fruto del árbol de la vida. Como ambos pecaron bajo las mismas
circunstancias, ambos fueron expulsados en forma inmediata. Desde entonces la
mujer conoció una esencia que Dios le tenía preparado, las más hermosa capacidad
en todas las mujeres que es la de dar a luz a una nueva vida, la capacidad de quedar
embarazada y que un nuevo ser se desarrolle dentro su seno, para que finalmente
después del tiempo que Él dispuso, de a luz a un ser humano,a un nuevo ser y un milagro maravilloso de Dios.
LA CAPACIDAD DE
PROCREAR
Cuando usted mira
a una mujer embarazada, sea su esposa, hermana,parienta suya o cualquier otra sin
importar su nexo familiar con ella, no le queda mas remedio que dar tributo al
sexo femenino por esa capacidad tan grandiosa
que Dios le encomendó al sexo femenino desde el principio de la creación. Si
usted es mujer, debe saber que la bendición más hermosa de todas las de su
género es la de dar vida dentro de sus entrañas a otro ser humano. La capacidad
de procreación se hizo extensiva a todo
organismo del género femenino con sus
contadas excepciones, de tal manera que esta maravilosa gracia nos provee del
milagro de amor que Cristo nos regala con la concepción, desarrollo y nacimiento
de un bebé al mundo. La portadora de esta grandiosa capacidad se llama mujer. Lo
que no entiendo y nunca nadie me ha explicado de forma convincente y desde todos
los puntos de vista es que, aún y a pesar de esta capacidad que Dios le dotó a
la mujer, amén de otros más, es que a ella misma se le haya llamado el sexo
débil. Este equívoco cultural no tiene ningún sustento desde ningún ángulo
conceptual, y sin embargo la errónea idea ha persistido desde tiempos
inmemoriables, y la pregunta es que si con esa capacidad de procreación provista por Dios Padre para cada mujer ¿cuál razón poderosa que le asista la inteligencia del
hombre existe para que una mujer sea estigmatizada como perteneciente a un sexo
débil, si en ese supuesto cuerpo frágil y delicado se ofrece el maravilloso
milagro de la procreación humana y que Dios dispuso de forma perfecta? Había
estado pensando en ello durante cierto tiempo, y cada vez confirmo la sospecha, no
tan solo mía sino de mucha gente ahora, de que esa frase limitante, además de peyorativa hacia el
sexo femenino haya sido una producto del sistema machista que dominó nuestra
“civilización” occidental durante siglos, estableciendo un régimen social y de
familia en la cual el varón mantenía la supremacía sobre la mujer en todos los
niveles de la vida, tanto pública como privada. Por fortuna, todos estos
prejuicios han ido desapareciendo gradualmente en las sociedades modernas dando
lugar a una mayor participación de la mujer en muchas áreas de la vida en
sociedad. Y pienso que en la actualidad muy pocos se atreverían a calificar a
las damas como personas débiles, so pena de ser catalogado, en forma justa por
cierto, de ignorante, retrasado culturalmente y prejuiciado. Ni más ni menos.
La capacidad
procreadora la establece nuestro Padre en la mujer por alguna razón especial
que dista mucho a nuestro entendimiento. Pero en esa capacidad la mujer sirve de
instrumento para que un milagro de Dios se sucite cada día en todas partes del
mundo. La mujer desarrolla un sentido de ternura y protección únicos durante la
etapa de gestación. El embarazo propiamente dicho tiene una duración aproximada
de nueve meses desde que se produce la concepción hasta que el bebé nace. Y en
todo ese tiempo la mujer le facilita al producto todos los nutrientes necesarios
para su desarrollo óptimo. El embarazo produce en la mujer sentimientos de
ternura y amor profundos hacia el bebé que se gesta en su vientre. Se vuelve mas
sensitiva al estres del contexto y desarrolla un instinto de protección
especial en torno a su hijo, incluso cuando aún no ha nacido. Muchas cosas que antes
no tenían sentido, ahora cobran vital importancia. El ánimo por la vida se intensifíca
y un enorme deseo por vivir se apodera de ella. El niño en su vientre le cambia
la vida por completo, y es tan solo el principio de un nuevo cambio que se
volverá permanente. El maravilloso ciclo del embarazo incluye la preparación de
las nueva fuente alimenticia y
suministro de todos los maravillosos ingredientes que su hijo necesitará al
nacer, nutrientes imposibles de reemplazar por ninguna fórmula creada
por el hombre. De ahí lo especial de la capacidad procreadora, la cual se hace
extensiva hasta tiempo después del nacimiento.
LA CAPACIDAD DE
AMAMANTAR
Resultado del
funcionamiento glandular respectivo debido al embarazo ocurrido en la
mujer, aparece en su cuerpo una hermosa y admirable capacidad: amamantar a su
bebé a través de sus senos. El período de lactancia es un lapso de importancia
sustantiva para el desarrollo integral del bebé. Su inicio aparece antes de que nazca, pero se pone en marcha con su nacimiento, puesto que el nuevo ser requiere de la leche maternal( o de las fórmulas
elaboradas por el hombre que la sustituyen en casos de ausencia de leche en las
mamas de la madre, o por otras razones distintas) para subsistir. En los casos de mujeres sin ningun impedimento físico para
amamantar a sus bebes, una buena actitud hacia esta capacidad que Dios le ha
dado le permite sacar provecho beneficiando principalmente a su hijos, debido a
los altos nutrientes contenidos en la leche materna y que son requeridos para
el desarrollo de los anticuerpos necesarios para el fortalecimiento del sistema inmunológico en el niño, efecto que no se produce con la leche a base de fórmulas.
Por otro lado, la
alimentación a través del pecho materno le transmite al hijo apropiarse no tan
solo de los nutrientes vitales para su buen desarrollo físico, sino que también
lo dota del amor y de la seguridad indispensable que todo bebe necesita al nacer y desarrollarse. Esto significa que la relacion
madre-hijo vía pecho materno establece una relación de amor y ternura, variantes
que el niño requiere para el sustento psicológico sano. Está probado científicamente
que el niño que no recibe pecho materno es más propenso a la ansiedad y la
neurosis. Con el tiempo se vuelve más inseguro e inestable emocionalmente comparado con los niños que que
recibieron leche materna en su período de lactancia. Además, el vínculo que se
forma entre ambos, madre e hijo, es algo muy importante desde el punto de vista psicologico para el
desarrollo de una personalidad sana y bien estructurada. Con esto sabemos ahora
que la capacidad de amamantar es fundamental para un desarrollo sano desde el
punto de vista físico y psicológico. Además de todo es un deleite a la vista, un
verdadero poema encarnado observar como una madre alimenta de pecho a su propio hijo. En
verdad esa es una belleza maravillosa, un cuadro sublime y extraordinario; un
cuadro que refleja el verdadero amor de una mujer, lo excelso de su capacidad
por que con ella misma se satisfacen una cantidad inumerable de necesidades
primarias necesarias para sobrevivir en el nuevo e inhóspito, mundo para aquel nuevo ser producto de sus entrañas. Solo una
persona en mundo terrenal puede dar albergue a toda la amplia gama de
necesidades físicas,emocionales y afectivas que el bebé necesita, y ella es la
madre. No es la enfermera, la nodriza o la abuela, ni mucho menos el padre son quienes
solventarán éstas necesidades en forma satisfactoria en el niño; solo su madre
biológica, la que lo engendra porque en ella se suscriben las potencialidades
del proceso completo, de ese gran milagro que Dios posibilita en cada mujer. Esto
es en verdad una de las bellezas-esencias en la mujer más espléndida y
admirable. Si al leer lo anterior, que es de sobra conocido, aún le queda la duda
de la fortaleza de la mujer y de su incuestionable belleza, entonces su lectura
de nada le ha servido. Mejor pare aquí. No tiene sentido seguir leyendo lo que
para su corazón es muy complicado de aceptar, y que Dios me lo bendiga. En caso
contrario, siga su lectura y acabe por confirmar la belleza y capacidad de la
mujer.
CAPACIDAD DE
ESTABLECER UN VÍNCULO PRIMARIO AFECTIVO CON EL INFANTE
Vínculo emocional
podría sonarle algo muy especializado y hasta confuso, mas para este caso en el
que estamos tratando de describir las capacidades-esencias en la mujer.
La madre durante
su embarazo desarrolla una relación muy especial con su hijo en su vientre, relación
que se fortifíca al paso del tiempo y que culmina con al alumbramiento. No
obstante después del nacimiento deviene esa relación en forma drástica
modificándose enormemente en intensidad.
En la
relación madre e hijo el vínculo que se establece a través de la alimentación
vía pecho materno es de una naturaleza muy intensa y necesaria
para la estabilidad emocional y afectiva
del bebé, y es un determinante en la formación de la estructura de la
personalidad y comportamiento del sujeto en general. En los primeros días y
semanas el bebé no reconoce otra figura que no sea la madre. Pasará algún tiempo
antes de que el padre comienze a tener sentido para el hijo, y eso es debido a
su proceso de maduración y desarrollo. Alrededor de los ocho meses de vida, el nuevo ser comienza a experimentar un
fenómeno llamado constancia del objeto, es decir que la figura del padre empieza
a formar parte de su esquema mental, o mejor dicho es ahí cuando el papá
comienza por existir en la vida mental de su hijo. Y durante todo este tiempo
hasta antes de este fenómeno, en su esquema mental la sido la madre el único ser
ligado emocionalmente a su hijo por razones naturales. Esta increíble capacidad
que la mujer posee le permite completar las necesidades afectivas y de seguridad
en su propio hijo, necesidades que de otra forma quedarían acéfalas provocando
un desajuste psicológico irreversible en el sujeto. He aquí otra de las
capacidades que de ninguna manera podrían ser atribuíbles a un sexo calificado como débil. Muy por el contrario, la mujer es un ejemplo de una gran fuerza de
voluntad, de una determinación inquebrantable y una fuerza interior
definida. Todas estas circunstancias son necesarias para que entonces esa mujer
pueda convertirse en la provedora del alimento físico, de la ternura y el
amor, de la seguridad y la protección que su hijo requiere para su desarrollo normal. Debido a que el niño es un ser indefenso desde que nace hasta mucho tiempo
después, requiere de un lazo afectivo que le de abrigo y seguridad. Algunas
personas piensan que lo que necesita solamente un bebé al nacer es solamente la
alimentación consistente en la leche materna o la de alguna fórmula especial. Por supuesto que eso es básico e
indispensable. Sin embargo, el nuevo ser necesita de muchas otras cosas que son
esenciales para vivir y convertirse en una persona sana en forma
integral, física, psicológica y emocional. El niño trae consigo todas estas
necesidades en sí mismo, circunstancias que no fueron requeridas durante su
estancia en el vientre de su madre por la sencilla razón de que allí adentro se
le alimentó en forma natural, y ese ambiente era de una temperatura adecuada para mantenerlo
calientito y seguro. Entonces, la necesidad del vínculo es cuando nace, en el
momento que no tiene esas condiciones de vida y que tiene que alimentarse por
sí mismo succionando leche de la mama o del chupete, y tiene que adaptarse a la
temperatura del ambiente, y hasta tiene que respirar por sí mismo, cosa que no
hacía en el vientre. Ante tales cambios tan bruscos, el niño al nacer enfrenta un
verdadero trauma, como bien lo decía Otto Rank, un psicoanalista de la vieja ola. Y
con dichas condiciones un bebé requiere necesariamente de su madre quien pueda
sobrellevarlo gradualmente, quien pueda vincularse a su persona, ser la
extensión de lo que fue en el vientre para que pueda madurar bajo las mejores condiciones posibles. El
vínculo que establece una madre en este punto y la calidad del mismo es vital
para su hijo. Los buenos vínculos desarrollan hijos sanos mental y físicamente
por supuesto. Cuando el vínculo es pobre es porque el deseo en la madre está
debilitado u obstaculizado, o bien ella ha muerto y nunca más estará a su lado para
prodigarle su amor, o por alguna razón está ausente los primeros días y semanas
de nacido el hijo. Las consecuencias de dicha condición son aterradoras. Como
producto de ello los hijos desarrollan enfermedades en forma más recurrente, son
mas propensos a enfermarse ante cualquier circusntancia. Debido a que su
organismo no ha desarrollado los anticuerpos que la leche materna provee, y que la
leche de fórmula no desarrolla, entonces los niños sufren más físicamente de
enfermedades en términos generales, su sistema inmunológico es débil y precisa
de muchos de las defensas necesarias para enfrentar las luchas de la vida. Por
otro lado, los efectos de una relación madre-hijo pobre o inexistente (psicológicamente hablando) crean
problemas emocionales y afectivos. Los niños suelen ser más
inseguros y ansiosos. La necesidad de apegarse a alguién se convierte en una
necesidad neurótica persistente y compulsiva que dura toda la vida. Estos niños son propensos
a la depresión y la melancolía, y sienten un vacío interior que necesita ser
llenado con afecto y amor que muchas veces es una condición irresoluble. Se
vuelve un ciclo enfermizo de experimentar y abastecerse de sustitutos de amor
para cubrir sus huecos personales. En ocasiones sobrevienen las patologías
mentales y toda la lista de síntomas de un ser que lleva consigo una carencia de amor y de
cariño que en su momento no se cumplió de la forma adecuada. Todo eso indica la
capacidad y la importancia sustantiva del vínculo de la madre con el hijo y lo
indispensable de esta relación para el bienestar integral del nuevo ser.
EJE VECTOR DEL AMOR EN EL HOGAR
Todo hogar ya sea funcional o
disfuncional, conforma una estructura y dinámica especial en la que se
involucran todos los miembros que la componen. Las jerarquías y los roles de cada
quien juegan un papel importante para cada uno y en forma recíproca. Dentro de
ella se inscriben dos vectores importantes sobre los que giran las historias y
dramas, las expectativas, sentimientos y comportamiento en general. Una tiene que
ver con la regla y la autoridad la cual es referida al varón desde el punto de
vista cultural. Esto sigfnifica que el hombre en el hogar simboliza y ejerce el
poder, la regla bajo la cual se rige la conducta de los hijos. La otra es la del
amor propiamente dicho, y en ésta a la mujer le es dado un papel primordial
sobre esta capacidad-esencia que tiene como base su naturaleza intrínseca como
procreadora y productora de vínculos primarios con su progenie, es decir, que el
amor que brota de su corazón en torno a su decendencia posee una base biológica
y que después se inserta en la cultura. A diferencia del varón en la que la
autoridad le ha sido heredada por la cultura, en la mujer el amor intenso por
los hijos se desarrolla en forma natural a partir del embarazo y permanece por
siempre; nunca desaparece, antes bien se intensifica al paso del tiempo. Al mismo
tiempo, y aunque no le ha sido
extendida por la sociedad y la cultura, la mujer tiene la capacidad de
insertarse en el papel de la autoridad
cuando le es requerida cumpliéndola a cabalidad sin menoscabo del amor. Esta circunstancia
propia de las mujeres las convierten en seres extraordinariamente fuertes, y las
preparan para cualquier eventualidad, desastre, pérdidad de un miembro
familiar, crisis económica, emocional o psicológica en el hogar, etc. Lo que las
hace particularmente resistentes y firmes en sus actos y disposiciones es
justamente la base de amor que ha surgido de forma natural en su ser, y quizás
eso es lo que transforma a la mujer en el adalid del hogar, desde luego sin
demeritar la función del varón. Cuantas veces no hemos escuchado que la que
manda en el hogar es la mujer. Bueno no se trata de una guerra de
sexos, simplemente hacer valer que el sexo débil es una utopía, la falsedad más
grande que el varón ha inventado para su beneficio personal a través del
tiempo. Cuanta falsedad en ese slogan grotesco y discriminatorio atribuido a las
mujeres. Y tanta ignorancia que para muchos (y para muchas también tristemente)
este mensaje resulta cierto en pleno siglo veintiuno. La mujer, protadora de
belleza, capacidad y al mismo tiempo probidad e integridad, es un ejemplo de lo
que Dios ha deseado para nosotros. No podemos hacer menos a quien muestra todas
estas capacidades y hermosuras que penetran hondo en cada corazón sea de hombre o de mujer através de nuestras propias madres biológicas. Como negar las capacidades
que poseen aquellas que nos trajeron al mundo y nos revistieron del amor
indispensable para convertirnos en ciudadanos sanos y responsables; como hacer
menos a quienes Dios les ha otorgado las capacidades necesarias para ser
protegidos y abrigados bajo su amparo en la figura de la mujer, capacidades que
los hombres no poseemos ni por equivocación. De que forma y con que cara se les puede decir a las damas que ellas pertenecen a un sexo débil solamente porque
así lo dice la tradición, sin siquiera
ponerse a analizar a fondo lo insensato de ésta aseveración. Imagine solamente que sería
de la familia sin la mujer, sin el amor básico, sin su protección llena de
ternura y gracia que le otorga a sus miembros, en especial a los que
procrea, pero sin limitarse a ellos. La mujer es algo más de lo que nuestros
ancestros creyeron, y ella merece nuestro reconocimiento y su homologación como
ser humano con capacidades iguales a los varones dentro de la sociedad, y además con capacidades que
le son propias como mujer y que son fundamentales para el
desarrollo, estabilidad y armonía del ser humano y de la familia. Como hemos
podido advertir, el sexo femenino es todo un baluarte, el bastión inmerecidamente
no reconocido por muchísimo tiempo, pero que sin embargo ha comenzado a surgir guarneciéndo
su corazón contra el oprobio que no desaparece nunca, y buscando su importante lugar a lado del
hombre que merecidamente les pertenece en la sociedad.
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