TU ENSALADA DE
FRUTAS FAVORITA
La manzana resplandecía con
sus radiantes y vivos colores que la revestían de gala, lo cual no pasaba desapercibido para nadie que se atreviése a pasar por allí con la firme
intención de no mirarla. Lucía bella y hermosa entre los demás frutos dentro de una amplia canasta que estaba
colocada en el centro de la mesa del comedor,mas sin embargo cuando ella se
abría y exponía su corazón, el gusto a los demás les duraba muy poco porque en un santiamén
comenzaba a denotar un corazón pérfido, desleal. La aparente belleza exterior se
desmonoraba en un lapso de tiempo muy corto, y los demás se desilusionaban al
dar cuenta de ello. De lado de ella se encontraban un par de peras, las cuales
eran de un color pálido rojizo y amarillento, y aunque adolecían de la
brillantez que la manzana poseía, se notaban respetuosas y obedientes. Proyectaban
un carácter dulce y encantador. Por otro
lado se encontraba una guayaba que con su color verde-amarillo y sus puntos
oscuros sobre su vistosa piel, emanaba de sí un fragante olor frutal que aturdía
los sentidos al menor contacto. Éstas y otras frutas descansaban en aquel
canasto especialmente diseñado para albergar al concierto de delicias. Cierto
día, la señora de la casa decidió cortar todas las frutas de la canasta a fin de
satisfacer los paladares de los comenzales, los cuales estarían arrivando poco a poco. Le tocó el turno a la piña, la cual siempre se había
reflejado con un trato ciertamente brusco, y podía percibirsele una forma de ser
bastante irritable. Áspera por fuera y acidulada por dentro y de una
personalidad abierta, expansiva y claridosa esta fruta siempre colocaba su sello
de honor sobre la mesa con su flexibilidad bien aplicada, ya sea para los
platillos fuertes, los postres, o bien como un entremés o también como ingrediente escencial de una ensalada
de sabores contrastantes. No obstante su carácter indómito, siempre se llevaba
muy bien con todos y todas. Enseguida de la piña le siguió el turno al melón. Éste
fruto, poco más modesto en su relación con los demás, mostraba una personalidad
firme, aunque en ocasiones se distinguía por ser dulce, en otras veces se
experimentaba con mucho contenido pero con poca escencia, insípido, desabrido e
inexpresivo. Siempre se le notaba como el expectador, aunque de pronto se lucía
en la reuniones. Seguido de este fruto soso y de poca gracia, le siguió el turno
a la fresa. Ésta era de una belleza exterior y de una transparencia de carácter pocas veces visto, vivaracha y divertida siempre
dulcificaba el ambiente con sus comentarios ingenuos acerca de los temas más
espinosos, y evidenciando una forma de ser aunque afable también provista de una
firmeza en sus actos y decisiones. Bella por fuera y por dentro también era como
se le conocía a éste ejemplar en el excéntrico mundo de los frutos. Después de
la hermosa fresa el plátano se engalanaba de amarillo, un tanto encorvado pero
regio y firme siempre se jactaba de ser “un mango” para los ojos de las frutas
más bellas. Alto y siempre elegante, de ángulos rectos y provisto de una
seguridad en si mismo era el plátano que cuando se tomaba la foto con otros y
otras se advertía el garbo en contraste con la sencillez de los demás. Engreído
y petulante dejaba tras de sí un aire de orgullo retorcido en su relaciones
interpersonales. Lo cierto es que nunca le faltaban invitaciones a fiestas y
reuniones. ¿Sería acaso por su protagonismo que siempre causaba revuelo a donde
iba? Finalmente, después del turno de la manzana, las peras y la guayaba les tocó
el último lugar a la sandía y al limón. La primera era de un temperamento
intenso lo cual no se notaba a simple vista. Siempre exhuberante y de enormes y
pronunciadas curvas, delicada al gusto, tratable y sencilla, nunca renunciable a
sus propósitos, denodada y perseverante era el ejemplo vivo de la mujer entregada
a sus amores; apasionada por la vida, penetrante y aguda en lo intelectual, a
simple vista era el depósito de todas las cualidades positivas que se pudiesen
encontrar en mujer alguna. Cuando exponía su interior ella sola se desvanecía de
amor por el otro, sentimiento tan profundo que en ocasiones era razón de su
martirio por alguna desilución acaecida. El limón cerró con broche de oro ésta
amalgama de efectos para los sentidos. Siempre verde, a veces amarillo, de pequeñas
proporciones pero de sabores grandes y fuertes ésta fragante fruta era el
comodín, el que siempre encajaba mezclado con otras frutas, difícilmente
resaltaba por sí solo. Claridoso y directo en sus relaciones con los
demás, empero de un carácter adaptable y acomedido, siempre venía a bien
acompañado de otros, raramente solo. No soportaba su soledad, por eso siempre tenía que estar en
asociación con alguién más. El concierto de frutas apenas comenzaba y cada una
de ellas y ellos daban de sí lo mejor tratando de ganar prescencia con sus
sabores, olores, colores, formas y delicadezas al gusto. Resultaría interesante
saber en que fruto te posicionas mejor, o bien si a lo mejor te identificas
con una mezcla de frutas en
especial. Quizás tendrías que agregar alguno que otro fruto con todos sus
atributos y características propias para entonces dar a conocer de mejor forma
tu coctel de personalidad, la gamma personal de tus cualidades y defectos. Tal
vez en kiwi con su dulzura interior, a lo mejor la granada con su juego de
personalidades, desdoblando una para cada situación; tal vez la uva con sus distintivos
colores, suave al tacto y versátil aunque a veces un tanto polarizada en su
forma de ser, a veces dulce a veces ácida solía conocérsele también como la
fruta de la personalidad bipolar. Cualquiera que sea el fruto de tu preferencia
y con el que identifiques algunas características propias a de tu personalidad, entonces tendrás tu propia ensalada, la ensalada de la vida, la ensalada con la
que vas y vienes por la vida experimentando éxitos y fracasos. Posiblemente
preferirías agregar alguno que otro fruto que te proporcione un balance más equilibrado a
tu vida, tal vez estás en una situación envidiable. No importando la mezcla que
poseas actualmente, es importante también incorporar a tu vida la variedad de
frutos exaltando las cualidades y dejando de lado los defectos. Al final la
mejor ensalada de frutas será aquella de la que todos desearían
participar, comer y convidar. El coctel que te haga sentir bien, que te permita
sentirte saludable y te proyecte como una
buena persona, respetuosa y con valores morales firmes, ese coctel será la forma idónea de crecer, de ser feliz y andar por la vida siendo el mejor
ejemplo, un verdadero ejemplo de vida para los demás.
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