Imagina la cantidad de amor que hay en
la mirada de una madre observando a su pequeño hijo dormir plácidamente, y el
cariño enorme que sus manos trasmiten cuando le acarician su piel con aquella
ternura y alegría incomparable. Ese es exactamente el mismo amor que una madre
extiende a sus hijos, aún y cuando han crecido y son capaces de valerse por sí
mismos. Ese amor incondicional, grande y maravilloso que emana del fondo del
corazón de una madre por sus hijos, ese es justamente el amor que lo da todo
producto de un lazo contraído en las entrañas, y que genera un vínculo de
placer y deseo mutuo que perdura por toda la vida. Si eres madre, no pierdas la
oportunidad de abrazar diariamente a tus hijos celebrando la vida y el amor que
los une, porque nunca sabemos lo que pasará el siguiente día. Es una bella
lección para ellos, sentir el gozo de una madre por sus personas, por sus vidas,
y al mismo tiempo es un regocijo y un deleite el ofrecernos a nuestros hijos
porque nos gozamos en ellos, aunque algunos, especialmente cuando han crecido,
lo consideran cursi, desmedido y a destiempo. Sin embargo, abrazarlos y
besarlos traerá consigo un efecto mutuo de seguridad en el amor, confianza en los
sentimientos y equilibro emocional ¡que tanta falta hace caramba! Si eres
madre, sigue abrazando a tus hijos porque la edad no es una limitante en la
expresión del amor filial. Dáles tu corazón con verdadero gozo a través de las
manifestaciones de cariño, palabras de amor, aliento. Además, abrázalos cada
día antes de la escuela o trabajo, y también, por la tarde o noche, cuando les veas de
vuelta en casa, y antes de que se vayan a la cama. Nunca dejes de decirles que
los amas, porque ello convalidará no sólo la expresión sino la acción del que
verdaderamente ama y, en consecuencia, su confianza en si mísmos se volverá un
punto fuerte en sus vidas. No es un sacrificio lo que harás (quizá ya lo
practicas en tu vida diaria, lo cual es maravilloso) sino un verdadero derecho
que has recibido desde la concepción, y que prospera con el tiempo y permanece
por siempre en el corazón. Un hermoso derecho que debes ejercer, y nada ni
nadie debe mancharlo, ni siquiera tú misma o alguno de tus hijos con algún
resentimiento o pena contraída en el pasado, ni la mordaz crítica del egoísta
que nunca falta en la escena que le configura todas sus carencias, ni por la
iniquidad de cualquier otro agente nocivo exterior o interior, porque es el derecho
propio de amor genuíno que una madre puede recibir en su vida para expresarlo y
gozarlo con esos seres especiales como lo son sus hijos.
lunes, 29 de septiembre de 2014
domingo, 21 de septiembre de 2014
LO TRASCENDENTE DE TU SER
La grandeza
de tu ser no se encuentra en el dinero que poseas, ni en los bienes inmuebles
que has acumulado a lo largo de los años, ni en ese carro nuevo que adquieres
cada vez, ni en la amplia casa en la que vives con los tuyos. Lo maravilloso de
tu persona tampoco se encuentra en la estética de tu cuerpo y cara, ni de tus
conquistas amorosas por las que, incluso, te jactas como si hubiese algo en
ello por lo cual enorgullecerse. Y déjame decirte que tampoco la grandeza y
hermosura de tu persona no radica precisamente en los títulos universitarios y
académicos logrados con tanto esfuerzo, lo cual es verdaderamente encomiable, y
de ello no cabe la menor duda, así como tampoco en ese puesto de trabajo o en
esa negociación que con magno empeño has logrado para el beneficio propio y de
tu familia. Finalmente, no creo que lo más bello de ti se encuentre en tu
inteligencia, en las destrezas y habilidades que forman parte de tu bagaje cognitivo/conceptual
y que usas para la resolución de problemas específicos en la vida. Yo estimo
que, y sin temor a equivocarme, lo enteramente loable y magnificente de tu ser
radica en la bella y sincera sonrisa que extiendes a los demás con el anhelo de
llevar la felicidad a otros corazones. La auténtica grandeza está en tu
interior, en tus sentimientos, en tu amor por la vida, en la preocupación por
el prójimo y en la ayuda desinteresada que le extiendes a los que en necesidad
se encuentren, sin afán de logro personal. También, creo que lo más hermoso de
tí habla por sí mismo, sin necesidad de anunciarse ni proclamarse. Lo bello de
ti se identifica en el enclave de tus sentimientos en los que la ternura y
compasión te acompañan en los actos con las personas que te rodean, además que
la piedad y el afecto, por lo general, suelen estar allí al servicio de alguién
más y que lejos de ufanarse del bien que sale de tu corazón, el espíritu de
tus realizaciones positivas y humanísticas tengan como columna vertebral el
amor por el prójimo. Esa es la verdadera grandeza que le da sentido a tu vida o
en potencia de hacerlo, puesto que muchas veces permanece oculta, dormida en la
profundidades de tu ser, apagada por la vastedad de necesidades superfluas de
este mundo material. Belleza interior tristemente aplastada por otras preferencias
de diferente clase impuestas por la sociedad y que justamente opacan esos
nobles sentimientos. Si verdaderamente deseas la grandeza genuina, ve a su
encuentro despojándote primeramente del fuero banal con la que nuestra
sociedad te arropa recobrando así la dignidad de tus valores humanos. Una vez recuperado tu
fuero interior, notarás que la luz de la conciencia comenzará a iluminarte por dentro, la plenitud de tus emociones y
sentimientos que trascienden cualquier otro propósito estarán al servicio del prójimo, los cuales serán los depositarios directos de ese gran amor que posees, y todo ello, por supuesto, sin búsqueda de gloria personal.
martes, 16 de septiembre de 2014
TRABAJANDO LOS TALENTOS
Que agradable sentir la brisa matutina,
el aire que respiramos y apreciar la luz de un nuevo amanecer. Y si bien todo
ello es parte con lo que el Creador nos sorprende, a veces perdemos el piso de la consideración
y pensamos que es algo que nos merecemos por antonomasia, mas sin embargo no
nos ponemos a pensar si realmente nos lo hemos ganado con nuestros actos buenos
en la convivencia con los demás. Considere por un momento si estas bellezas de
la naturaleza que usted y yo disfrutamos las veinticuatro horas del día nos
fuesen otorgadas por razón de nuestros dones ofrecidos al prójimo en necesidad,
me pregunto cuántas horas de un largo día seríamos merecederos. Por eso, y en
virtud de que un día es un verdadero regalo de Dios, debemos dar gracias por
ello, disfrutarlo al lado de los seres queridos y ofrecer nuestras maravillas a
los demás con los dones y talentos con los que nuestro corazón ha sido
revestido. Recuerda: es un regalo de Dios, disfrutalo en familia, y coloca tus
dones al servicio de los necesitados.
lunes, 15 de septiembre de 2014
EL PRIVILEGIO DE CADA DÍA
Despertar para la diaria jornada, colocar la mirada en las cosas que
disfrutas hacer y hacerle la vida más placentera al amigo, hermano o esposo con
una sonrisa de amor es en verdad una extraordinaria oportunidad de comenzar el
día. Seguramente un corazón solitario anda suelto y en búsqueda de cariño.
Quizá alguién se encuentra deprimido, triste y acongojado y nadie está a su
lado para suavizarle sus penas a través de una palmadita de atención, unas
palabras de aliento y hasta un abrazo de amor desinteresado. Es posible que una
criaturita más o un hijo de Dios ande vagando por el mundo pidiendo a gritos
que una voz amiga le tienda la mano y lo comprenda, lo acepte como es y, hasta
posiblemente lo ame de corazón porque terrenalmente nadie en su vida lo ha
amado, y ni siquiera sabe lo que es eso. Y te preguntarás seguramente quién se
hará cargo de tus propias dificultades, desavenencias y conflictos con tu
propio mundo cuando te encuentres en la asistencia del necesitado, siendo que
tú mismo estás en necesidad, y quizá en dificultades mayores del que asistes en
sus propias penas. No te corresponde contestar esa pregunta, así como tampoco
esperar la sanidad total de tu espíritu para acudir en las necesidades del alma
en el prójimo. Es una obligación moral y un privilegio enteramente humano
asistir a quien lo esté requiriendo y se encuentre cerca de ti. Nunca te fijes
en tus propias debilidades cuando te encuentres en ayuda, simplemente ofrécela
con un corazón amoroso y la obra estará hecha al final del día. La noche te
esperará con mejores vaticinios, una noche con augurios positivos para un nuevo
amanecer, una nueva vida en la práctica del amor incondicional.
sábado, 13 de septiembre de 2014
ELECCIÓN DE VIDA O MUERTE
Sopesaba la distancia entre la probidad
y la deshonestidad, aguardaba con cierta disonancia desde el centro de la
indecisión con un dejo de insensatez, y me procuraba una suerte de pseudocertitud
bajo un vaticinio sujeto a la cobardía. Conocía las dos caras de la moneda, las
consecuencias de elegir ya sea la una o la otra, en medio de mi falta de
atrevimiento y de mi desconcierto. Intenté escudarme, aún antes de tomar una
determinación, mirándome a la distancia temporal viviendo en la belleza de la honorabilidad,
o en la flaqueza en la vileza de la indecorosidad. La deshonestidad pareció
avanzar en el fértil terreno del temor y apocamiento. Poco después, la decisión
había sido tomada y el tiempo llegó a su fin. Los valores humanos dejaban el
aposento de su realización dando lugar a la desfachatez; aparece la visceralidad y toma la vanguardia como
escudo protector con emblema de pasión, concupiscencia y, llanamente, de
mentira. Conatos de moralidad y conciencia se dejan entrever con tenuidad, pero
son arrasados y depuestos. En su lugar, la prefigura de tanatos anunciado en
actos tan indecorosos como desmedidos, el encadenamiento y la esclavitud moral
en ciernes bajo el amparo de la destrucción y muerte.
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