De pronto apareces en una
fotografía a todas luces rebuscada y trastocada por efecto de la tecnología,
quizá la última foto de ti en la que tú misma escoges la pose después de una cantidad grande de pruebas,
y posiblemente apareces con la postura y el gesto deseado para impactar a los
otros en igual o peor necesidad que la tuya, la condición de sentirse apreciada
y estimada por un “like” fantasmagórico. Es probable que la frase que publicas,
la hayas encontrado por ahí o por allá, ahora que ya no es tan difícil
encontrar este tipo de cosas, y sencillamente
te gustó y la publicas como tuya, o pueda ser que respetes los derechos de
autor y le coloques el nombre correspondiente, algunas veces célebre, otras no
tanto, pero de cualquier manera, lo haces con el afán de magnetizar a los demás
proyectando un pensamiento que ni es tuyo, y ni tampoco lo has vivido,
simplemente quieres alardear de muy sabia o algo semejante, pero ni te queda
realmente, es simplemente tu vacío interior la que te mueve a proyectar cosas
que no sientes en tu corazón. Muy posiblemente te conectas al internet, en
especial a las redes sociales, solamente para buscar de que enterarse y hablar
y, por que no decirlo, a quien hurgar en
su vida, curiosearla, burlarla y alegrarse de ella, que es lo peor, por sus
desatinadas decisiones. Otras, solo quieres darte ínfulas de muy especial, que
dizque de mucha categoría para que otros sepan que lo que deseas y aspiras es
algo grande, ostentoso, fastuoso y de caché (como si esos otros te dieran de
comer), pero que en el fondo es de lo que tanto careces, por eso digo que de lo
que tanto presumes, es de lo que tanto careces. Luego, por si fuera poco,
colocas la foto de un famoso personaje del arte, o quizá de la ciencia, o de la
cultura, y la acompañas de una frase que ni siquiera entiendes, o una de aquellas fusiladas al cien por ciento
de algún libro o revista. Y si no te sientes conforme, cambias la foto de presentación
en la red social, a lo mejor para llamar esa atención que has perdido
últimamente y que, al parecer, tanto necesita tu soso espíritu para sobrevivir.
En ocasiones hasta te expresas en inglés, y lo raro es que todos tus amigos
hablan español. De seguro que algunos ni te entienden. En fin, puede ser que
por cualquier cosa estés deseando la aprobación de los demás, ante tu amplia necesidad
personal de favorecer una autoestima suficiente, pero debes saber que nada ni
nadie podrá cambiar tu condición con tan semejante incapacidad de aceptarse y
quererse a sí misma. Solo Dios puede hacer cambios importantes y radicales, y
si estás en la disposición de aceptarlo en tu vida, muchas aventuras gratas te
vendrán.
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