Si tienes la
dicha de tener a tu hijo(a) a tu lado, y quizá se encuentre tecleando algún
aparato electrónico u observando un programa televisivo, lo menos leyendo
un libro diría yo, pero que sin embargo
lo tienes ahí, justo en el hogar que los mantiene unidos fisicamente por
efecto de vivir en la misma casa, regálate la oportunidad de conversar con él o
ella, conversación que, en no pocos casos, asumo que ha estado ausente por un
tiempo significativo, y la consecuencia directa es que te has privado de su
presencia espiritual, de tocar su corazoncito y de disfrutarlo por entero. El
vivir juntos no es sinónimo de unidad, y no siempre responde a un etapa de relación
sana. De pronto, el diálogo de las cosas importantes se repliega a un sitio
alejado de la relación en sus vidas. Entonces la comunicación entre ese hijo(a)
y tú simplemente cae en desuso, si es que alguna vez se llegó a usar, o bien
nunca ha sido puesta en marcha. Pues si tienes la oportunidad, que debo decirte
que cada día la tienes caray, aprovéchala y dile a esa o ese hijo lo tanto que
le amas. Conversa con él o ella de sus cosas, de sus sentimientos, de la escuela, sus amigos,
sus aspiraciones y sueños, sus conquistas y, por qué no, de sus descalabros.
Comparte las cosas tuyas de cuando eras joven, de tus propios sentimientos,
alegrías y penas sufridas en tu pasado, pero en un tono amigable, no desolador porque podría sonar un tanto pesimista, negativo o, acaso manipulador de tu parte
para provocar un sentimiento de compasión por ti (el clásico chantaje sentimental) y eso es justamente lo que no
debes permitirte. Atiende con los oídos del corazón y con una sonrisa entre tus
labios, y de gran beneficio sería, de tu parte por supuesto, una actitud de
escucha activa, mirándole a sus ojos con muchísimo interés en lo que te
comparta. Conviértete en el amigo que él o ella necesita para entender su
realidad, y por un momento olvidate de tu papel directivo y/o autoritario, del experto y conocedor porque eres de mayor edad y ya todo lo has vivido, según
el caso, que el rol de padre te distingue. Hoy dile a ese jovencito(a) que
verdaderamente estás allí al cien por ciento por su felicidad, con todo tu
corazón y con todo tu amor. Dale un beso y un abrazo fuerte y amoroso que valen más que mipalabras. Te
aseguro que su espíritu se alegrará y tu día será más lindo. Si
practicas lo anterior con frecuencia, muchos de los problemas actuales en el
hogar, sino desaparecen por lo menos se volverán más ligeros y manejables, y
lo más importante, el vivir juntos será una experiencia maravillosa, de modo
que no querrán separarse nunca, pero igual si eso ocurre, lo disfrutarás a la
distancia porque ambos seguirán unidos de forma inmanente. Y si ese hijo o hija
no ha arribado a la casa hasta éste momento, pues prepárale esa sorpresa tan
agradable para cuando llegue.
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