jueves, 15 de mayo de 2014

DIÁLOGO CON TU HIJO(A)



    Si tienes la dicha de tener a tu hijo(a) a tu lado, y quizá se encuentre tecleando algún aparato electrónico u observando un programa televisivo, lo menos leyendo un  libro diría yo, pero que sin embargo lo tienes ahí, justo en el hogar que los mantiene unidos fisicamente por efecto de vivir en la misma casa, regálate la oportunidad de conversar con él o ella, conversación que, en no pocos casos, asumo que ha estado ausente por un tiempo significativo, y la consecuencia directa es que te has privado de su presencia espiritual, de tocar su corazoncito y de disfrutarlo por entero. El vivir juntos no es sinónimo de unidad, y no siempre responde a un etapa de relación sana. De pronto, el diálogo de las cosas importantes se repliega a un sitio alejado de la relación en sus vidas. Entonces la comunicación entre ese hijo(a) y tú simplemente cae en desuso, si es que alguna vez se llegó a usar, o bien nunca ha sido puesta en marcha. Pues si tienes la oportunidad, que debo decirte que cada día la tienes caray, aprovéchala y dile a esa o ese hijo lo tanto que le amas. Conversa con él o ella de sus cosas, de sus sentimientos, de la escuela, sus amigos, sus aspiraciones y sueños, sus conquistas y, por qué no, de sus descalabros. Comparte las cosas tuyas de cuando eras joven, de tus propios sentimientos, alegrías y penas sufridas en tu pasado, pero en un tono amigable, no desolador porque podría sonar un tanto pesimista, negativo o, acaso manipulador de tu parte para provocar un sentimiento de compasión por ti (el clásico chantaje sentimental) y eso es justamente lo que no debes permitirte. Atiende con los oídos del corazón y con una sonrisa entre tus labios, y de gran beneficio sería, de tu parte por supuesto, una actitud de escucha activa, mirándole a sus ojos con muchísimo interés en lo que te comparta. Conviértete en el amigo que él o ella necesita para entender su realidad, y por un momento olvidate de tu papel directivo y/o autoritario, del experto y conocedor porque eres de mayor edad y ya todo lo has vivido, según el caso, que el rol de padre te distingue. Hoy dile a ese jovencito(a) que verdaderamente estás allí al cien por ciento por su felicidad, con todo tu corazón y con todo tu amor. Dale un beso y un abrazo fuerte y amoroso que valen más que mipalabras. Te aseguro que su espíritu se alegrará y tu día será más lindo. Si practicas lo anterior con frecuencia, muchos de los problemas actuales en el hogar, sino desaparecen por lo menos se volverán más ligeros y manejables, y lo más importante, el vivir juntos será una experiencia maravillosa, de modo que no querrán separarse nunca, pero igual si eso ocurre, lo disfrutarás a la distancia porque ambos seguirán unidos de forma inmanente. Y si ese hijo o hija no ha arribado a la casa hasta éste momento, pues prepárale esa sorpresa tan agradable para cuando llegue.

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