La dicha de ser
feliz se refleja en mostrar una sonrisa a los demás, extender la complicidad
amigable de un guiñar de ojos y proferir la hermosa palabra “perdón” con humildad
y verdadero arrepentimiento, es decir, de corazón. Si realmente estás en el
camino de la felicidad, seguramente ya te habrás ahorrado algunos agentes
opositores como el orgullo, la vanidad y el resentimiento. Y no tan solo te
ahorraste estos y otros malhechores de la felicidad, sino que ahora parecen
estar desprendiéndose de tu fuero interno, mas por tu valiente y atinada decisión
de gozarte en tu maravilloso ser, y de disfrutar a plenitud de las cosas que
recibes día con día.
“PARA CONSTRUIR
EL EDIFICIO DE TU FELICIDAD, PRIMERO TENDRÁS QUE COMENZAR POR DESTRUIR EL VIEJO
INMUEBLE DE LA MALAVENTURANZA Y FATALIDAD QUE HABITAS POR AHORA
Manuel Paredes
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