Sunday, May 15, 2011

REMORDIMIENTOS





Padre celestial, merezco el peor de los castigos porque he sido un mal padre para mis hijos.
Nunca estuve allí cuando ellos me necesitaron. Siempre hubo algo “más importante” que ellos, aún siendo de mi propia carne.
Cuántas veces les negué mi tiempo, mi amor, y solo les repartí las migajas del resto del día.
Cuántos fines de semana perdidos en los que solo figuraban “mis amigos”
Cuántas veces mi hija la mayor me suplicaba con su mirada un tiempo para ella, una caricia, un beso, y yo ni siquiera me daba cuenta envuelto en mi propio egoísmo
Era un padre, es cierto, pero como “papá” mi corazón lucía vacío.
Ahora que ellos han crecido siento en carne propia los errores cometidos.
Mis hijos me reclaman aquel tiempo que no les ofrecí; el tiempo que les pertenecía; el tiempo que yo les robé.
Me muero por ganarme sus corazones, de que me perdonen por el daño que tanto les hize con mi ausencia. Pero…
Me falta valor para mirarles a los ojos; me asusta la idea de que me rechazen por siempre. Pero sobre todo, me aterra la idea de quedarme solo, del mismo modo como yo los dejé a ellos cuando eran unos niños indefensos.
La cobardía me cubre, la vejez me debilita cada vez. Siento que no puedo más ante la indiferencia de mis hijos.
Perdona DIOS tanta miseria repartida, tanta bajeza extendida.
Te ruego que hagas que mis hijos se vuelvan a mi, y que yo sea el papá que algún día les privé.
Finalmente te pido perdón Padre, perdón que desmerezco, pero que hace falta para suprimir las culpas que atosigan mi conciencia.

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