CUANDO TU PROPIA VIDA ES TU LECHO DE MUERTE
Dejas al tiempo que cure tus
heridas, las dolencias del alma, las tristes e inevitables remembranzas de tus
sombríos ayéres que te provocan remordimientos y una vorágine se sentimientos
entremezclados de tristeza, frustación y vergüenza de tí mismo. Te fundes en el
deseo de existir sin todas las vicisitudes de tu doloroso pasado y al mismo
tiempo adviertes que la sola fantasía no alivia tus penas y el tiempo es insuficiente para cicatrizar las heridas, más por el contrario lucen permanentemente
abiertas mostrando un dolor profundo que sepulta tus legítimas aspiraciones de
experimentar el amor en la extensión de todo tu ser. Te sientes
atrapado, enjaulado sin una salida que aguarde la esperanza y te dejas llevar
por la desesperación,caes en desamparo y tu ser es llevado por la inercia de la
vida, de las cosas que inevitablemente te cubren con un velo de agonía y
muerte. Presientes el fín de tu desvanecido deseo de amar y te tiras al oprobio
y la ignominia; te conviertes en el enemigo número uno de tu ser llevando consigo
en tus actos lo que tanto odiabas,dejando una estela del dolor muy tuyo en los
demás,en los propios y extraños; ahora eres su cómplice y compartes las
coyunturas,las resquebrajaduras,las cicatrices al rojo ardiente y los
intersticios entre el alguna vez deseado
ser autorealizado y el actual ser alienado por una suerte de un destino funesto y un acusado desatino en la
voluntad y la fuerza interior para cambiar el curso de los eventos que te atan
y te destruyen con una muerte en vida.
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