Saturday, September 15, 2012

OLMO DE MIS AMORES





Olmo es el nombre que me recuerda una vida, la palabra que me hace retornar a mi pasado lejano en los años de mi niñez. Es tan sólo una palabra, pero ella trastoca mi corazón en recuerdos bellos de aquellos años que jamás volverán, pero que han quedado plasmados en mi corazón por siempre. Buena parte de mi niñez la habia pasado en la calle jugando a lo que fuera, ya sea solo o con mis amigos y hermanos. Qué importaba a lo que jugásemos si lo gratificante era estar en esa calle mágica dando rienda suelta a toda una explosión de energía incontenible. Ese lugar es ahora parte de mis recuerdos, esa calle de concreto gris, oscurecido por los años y por la exposición a los elementos, bendita calle compañera de aventuras y desencuentros, fuíste como una compañera muda que me ofreciste tu terreno pendiente donde las pelotas rodaban hacia la avenida principal y en donde la cantidad de carros resultaba peligrosa para los niños que jugabamos en tu superficie. Venerable y entrañable calle en declive que recibiste el sudor de mi cuerpecito y algunas veces gotas de sangre que se esparcían sobre toda tu extensión por mis raspaduras debido a los juegos rudos de mi niñez, y yo siempre  alborotado y excitado, siempre jugando y recibiendo tu bendición de darnos tu terreno para nuestro esparcimiento; esa es la olmo de actividades lúdicas, de identidad y pertenencia, de amor y cariño al suelo que me vio crecer y soñar cada fantástico día de mi infancia; esa calle que me transporta con fantasía, que hace perderme en quimeras que reflejan mis deseos y anhelos de mi niñez, atenuados únicamente por la intromisión de la cordura. Olmo que donde quiera que te leo me haces suspirar, y donde quiera que te encuentro me permites vagar hacia el ayer, a lo remoto y lejano y a lo más hermoso que me ha ocurrido en toda mi existencia; olmo, testigo fiel de mis primeros pasos, de mis primeras andanzas y correrías de niño; de mis aventuras y peripecias en mi mundo donde solo cabía la fantasía y la magia de vivir. Eres parte de mi y nunca saldrás de mi corazón, lugar donde te llevo muy dentro, inserto ahí como parte inseparable e inherente a mi ser. Olmo de mis amores, olmo de mis más bellas añoranzas, olmo de mi vida de la que siempre serás parte imprescindible. Me viste crecer, arribé a la adolescencia y tus invitaciones para jugar ya no eran tan aceptadas por mi, pero transitaba por tu superficie y me sentía seguro sobre tí sabiendo que eras mi olmo, mi querida calle olmo. Me convertí en adulto y te transformaron cambiando tu apariencia; cuánto me costó aceptar tu cambio, ese nuevo "look" que entristeció mi ser; aunque nunca dejé de quererte, siempre te quise como te conocí, con tu piel arrugada, algunos hoyos y honduras sobre ti, y hasta un bache que te distinguía cada vez que llovía porque era la concavidad donde posaba mis barquitos de papel para navegar por el mundo mágico de mi mente. Ya de adulto, solo te miraba de reojo, pues había conocido algunas otras calles alrededor de la cuidad, y confieso que muchas veces me olvide de ti. Pero mis recuerdos han sido más fuertes que yo, y ese apego ha vuelto con fuerza, la misma que penetró en mi corazón tierno de cuando fuí niño. Ahora en la madurez de mi vida adulta sigues siendo la misma, quizás más transitada, renovada, parecida más a un estacionamiento que cualquier otra cosa y en la que los niños ya no juegan sobre ti; quizá agrietada por tanta violencia, atemorizada por tanta aspereza y brutalidad humana, pero sigues siendo la olmo, la hermosa calle de mis amores y fantasías de mi vida; la olmo tan leal y justa, la que me acompañará hasta la muerte llevándomela consigo impregnada en mi espíritu, en mi corazón. Olmo de mis primeros amores que nunca te olvidaré.

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