La tesitura de tu amor me confunde y me
turba; son tus actos imprecisos, las expresiones indefinidas de cariño y
ternura, como caricias desterradas de genuino amor, desprovistas de un buen sentimiento,
y ellas, tus expresiones del querer, las percibo confinadas en aterradora vaciedad
que me niego reconocer. Ese corazón tan buscado me ha resultado como un
espejismo de ilusiones ambiguas reflejando las mayores y menores pretensiones
de un amor embrollado, de pronto irrealizable. Es mi corazón que aun late, y
late con mayor fuerza en tu prescencia, pero es el tuyo el que se mueve en otra
latitud y parece no acogerse al buen amor, al honesto y profundo sentimiento
que sale del recóndito corazón que lo sustenta. Tal vez amar mucho ha sido mi
error, tal vez tus temores te han convertido en el más displicente y descastado
de los hombres. Quizá una combinación de cosas es lo que ha matado nuestra relación
de ¿amor?, no obstante mi corazón late por ti, quien sin merecerlo aun se levanta
con el orgullo de sentirse halagado, bien querido y amado. Amor, más de
preplejidades que de certezas, enlutado en su luz opacada por el infortunio, y
sepultado en el jardín de la desventura en la perenne espera de su
renacimiento.
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