Sunday, October 19, 2014

BUSCANDO UN NUEVO ROSTRO





 
        Solo una parte de ti alcanzas a ver en el espejo de tu espíritu. La otra, es la que otros miran con ojos de censura o admiración. El todo te resulta en una apreciación vaga, imprecisa y hasta discontinua de ese ser que portas y que es tan preciado en su escencia, no obstante escindido por aquellas banalidades del mundo exterior y los propios fantasmas que subyacen en tu mundo interior. Dejas de ser por entero para convertirte en alguién cortado en mil pedazos, de múltiples formas y apariencias, y con variadas adaptaciones cinésicas y  corporales, en una suerte de acomodo a cada exigencia de un mundo que oscila en un vaivén de caprichos superfluos. Una mirada de aliento, una brisa que roza tu mejilla, el canto de una ave que se posa en el enramaje de tu desventura, más la inexistencia que por si misma te persigue con intenciones de envolverte en el olvido pretendiendo anular tu ser, desaparecerte de la trama existencial, fundirte en el submundo de las almas masificadas, de aquellas que han perdido su proceso de evolución quedando cosificadas como piedras inmutables y de corazones anquilosados a merced de la ignominia. Todo ello llevaría al holocausto de tu ser, si cuando esa mirada cosquilleante, la brisa maravillosa sobre tu faz y ese canto poético que se instala en tu corazón no tuviesen el efecto de asombrarte y atraer el espíritu de amor que llevas muy dentro de ti. Volver a construirte por dentro, y si fuese necesario desbaratarte para volver armar el rompecabezas de tu ser, una vida tendrías para entretejerte y reestructurarte, una vida de pasión y gozo, y los remanentes de iniquidad y vileza, y de toda espuria proyectada por efecto a una intrascendente exigencia del contexto, serían cosa del pasado, de ese ayer tan tuyo, pero tan rancio y estropeado, no obstante tan necesario para convertirte en el nuevo ser que muy al fondo de ti deseas de todo corazón.   

La personalidad 

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