domingo, 26 de octubre de 2014

ATRAPADA EN LA CARNE



    Derruída interiormente, pero exteriormente edificada con aparente fortaleza. Poseída por un mar de deseos convulsos, no obstante ataviada con un blanco inmaculado. Vacía en proyectos proactivos para sí y para los demás, sin embargo barnizada de fraternal industriosidad. La perplejidad inunda su conciencia y le provoca en forma instantánea un impulso de condescender a gustos y deseos que, a menudo, el otro instala en su esquema personal. Intenta escapar de este dominio, pero sus fuerzas son exiguas. Se deja llevar por ese mar de pulsiones que le controlan su vida en una entrega absoluta y reiterada, en un ciclo repetido que proyecta una vida distinta de lo que otros ven. Pasiones y desencuentros se sucitan por un tiempo, después el amor se asoma desde muy lejos, y la posibilidad de volver a la vida se torna una obsesión para sus sentidos, abre la real posibilidad de llenar ese corazón de desérticas cavidades, ese corazón vaciado de potencialidades, sonsacado por instintos que pululan el espíritu. Es ahora que siente un mayor deseo de revertir su vida, no obstante la presión en dirección contraria a la que está sometida. Se aprueba un cambio y la belleza interior deja ver sus huellas. En ese vaivén de sus propias decisiones y las fuerzas que le oprimen, la mitad de su rostro adquiere una claridad de hermosas tonalidades, de generosas beldades expuestas. La otra mitad se desliza subrepticiamente, pero reaparece en todo su esplendor durante la noche, y la lobreguez deja ver su mostruosidad. El día a día es como la noche y la claridad, lo oculto y lo transparente , y todo en aparente balance pero en escencia una realidad bastante inicua. Si, bastante destrozada por dentro, pero con un vehemente deseo de ser con todas las potencialidades que, de pronto, han resultado veladas por la flaqueza de la carne. Si, socavada en la carne, pero con una vida en espíritu de holgura infinita que solo espera el momento de la decisión final. Si, con un historial despreciable, pero con el perdón y la gracia de Dios Padre que borra de toda mancha, y que descarga de todo peso a su corazón.

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