martes, 7 de mayo de 2019

AMAR


        Sentir el corazón desbordarse de alegría ante la presencia del ser amado es un sentimiento de proporciones tan grandes como indescriptibles. Y es que es una bendición tan hermosa el saber que cuando arribas a tu casa existen personas que te aman y a las que les amas con todo el corazón inmersos en una diacronía de vida familiar placentera que no requiere de una exégesis doctrinal para denotar su autenticidad; simplemente sentir el corazón cautivado por el amor mutuo y correspondiente. Aunque, de pronto caes en el saludo subyugado por la automatización y la expresión de aquel beso insípido que discurre entre las formalidades y el cumplimiento cuando te despides o cuando llegas a casa. Tomar conciencia de ello es muy oportuno y valeroso; es como defender el amor que sientes por alguien que te ama y le amas. Luchar con todas tus fuerzas es el alimento espiritual que motiva el crecimiento del corazón en una relación de verdadero amor, y jamás debes renunciar a esa dulzura de afección que hace vibrar las fibras profundas de tu ser. Sí, el amar, el cual esta ahí, es ofrecer el corazón sin preámbulos ni cortapisas, y el verdadero amor nunca perece, antes bien se intensifíca, y ninguna rutina logrará cubrirla con su manto de tedio y muermo.     

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