Esa hermosa sonrisa que
destacan tus rasgos faciales, tan bella con esos labios moldeados a la
perfección por la dadivosa naturaleza que no escatima con regalos tan emotivos
y con tan seductores atractivos, la belleza se advierte en cada poro de tu fragante
y aterciopelada piel, y ese andar que reviste garbo y finura a cada paso, todos
ellos son las exquisitas y primorosas cosas que amo de ti y que propician
cualquier pretexto para formar un poema de amor llamado tú, mujer de ensueño,
amor de mis amores. No obstante, algo más de ti me provoca un tintineo en el
corazón, algo tan profundo, auténtico y de inconmensurable valor. Ese tú que
reviste tu ser interior, con formas acariciantes al trato, de una sencillez que
rodea tu personalidad de principio a fin, toda una fascinación de buenos y
auténticos modales, y una premura por servir y agradar como toda una dama
preocupada por el prójimo, sin espejismos ni meros engaños y falsas
apariencias. Un dechado de virtudes opacando las imperfecciones naturales a todo
ser. Verdadera mujer desde lo profundo de tu ser, que mira hacia afuera con
dignidad y decoro, con gran valor de espíritu, un ser que yace dentro, pero muy dentro del corazón, ese ser tan noble y bello, la hermosa
mujer llamada tú, mujer de ensueño, amor de mis amores.
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