Aún y cuando estás a tiempo, y como dice el
dicho “más vale tarde que nunca”, la vida que llevas es, en gran medida,
responsabilidad tuya. Ya sea que lo que tengas a tu lado sea el mismo cielo o
quizá lo que estés padeciendo se parezca más a un calvario lleno de fantasmas
presentes y remotos, ello constituye lo que haz diseñado a lo largo del tiempo,
y de lo cual debes sentirte orgulloso o desdichado. Y lo que es más importante,
en la perplejidad o claridad de tu existencia, el sostén de tu felicidad o la
transformación de ese infierno en un auténtico cielo es un asunto de responsabilidad
personal.
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