viernes, 10 de agosto de 2012

"SI ME QUIERES,DAME LA PRUEBA DE AMOR"




        En las relaciones heterosexuales, una de las más grandes mentiras de todos los tiempos es la siguiente: “Si verdaderamente me amas, debes darme una prueba haciendo el amor conmigo” La vileza de este argumento ha estado vigente por siempre, y lo peor del caso es que muchas jovencitas, y otras no tanto, caen ingenuamente en las garras del supuesto enamorado; las que no son tan ingenuas, no es que caigan rendidas ante tal petición, sino que ya lo esperan con mucho deseo, y hasta lo provocan de alguna manera para hacer más fascinante el momento y experimentar un sentimiento de estar siendo halagadas, seducidas y conquistadas por el chico, cuando quizás es al contrario, y al hombre le queda fácil aquella "prueba de amor" que se ve venir. Pero la pregunta es si el chico ama a su novia o prometida en forma sincera. Cuando el valor de la castidad en una mujer es grande e importante, su comportamiento respecto de mantenerse casta es una consecuencia de ese valor. La castidad no es una moda o algo parecido que tenga que cuestionarse, y mucho menos tacharse de manera peyorativa, es mas bien una forma de respetarse a sí misma y, en consecuencia, de mantener la condición de que los demás le den el mismo respeto. Muchos chicos advierten la operatividad de este valor en algunas mujeres y experimentan una clase de respeto que los aleja de ellas,  porque saben que por allí no habrá fiesta. Otros chicos, quizás los menos, celebran a las mujeres con el sello de la castidad, y no solo eso, sino que se convierten  en su principales defensores, y ven en ellas a posibles candidatas para pasarla por el resto de sus vidas. Créanme, el hecho de que algunos hombres aprecien la virginidad no significa que estén de acuerdo en respetarla. En muchos casos ni siquiera ellos mismos han respetado la propia, mucho menos  las de las chicas. Y en esto coexiste una clase de machismo que, tristemente, aún opera en los esquemas de muchos hombres. Si la frase “dame la prueba de amor” fuese verdadera y honesta, entonces no tendría razón de ser, lo cual la convierte en paradójica; es realmente un mensaje contradictorio, pues el que realmente ama a una chica, no le pedirá que le entregue algo que la hará sentir mal. El hombre que realmente ama a una mujer la respetará cabalmente en todos sus valores y no la incitará a hacer algo encontra de lo que ella piensa y siente. Así que cuando un hombre se te acerque y te pida la famosa prueba de amor, es decisión tuya la de faltarte al respeto o de exigirlo. Podrás decir que ya no eres virgen, pero eso no significa que no puedas llevar una vida de castidad. Cualquier joven comete un error de juventud; eso pasa en forma recurrente, pues se dejan llevar por la moda (“es que todo mundo lo hace”) o por la presión del novio (¿puedes imaginar que el que dice que te ama es el  primero que te presiona a hacer algo que va contra tus valores? ) Me pregunto yo entonces, como te tratarán los que no te aman. Pero enmendar el camino es de humanos, rectificar para mejorar ofrece prospectiva, y no tienes que tirarte por aquello de que dejaste de ser virgen y nadie te va a valorar como antes. Es cierto, podrás no ser virgen, pero puedes iniciar una vida de castidad respetándote y haciendo que los demás te respeten. Debes creerme, muchas veces la virginidad se lleva en el corazón. Muchas mujeres que se jactan de serlo  no llevan una vida casta, sino mas bien una existencia de libertinaje y desórden, y ciertamente llevan una vida sexual sin penetración, no obstante aún así se sienten muy dignas porque su “himen” no ha sido trastocado. Ese es un error que muchas jóvenes cometen. En el fondo de ellas hay un sentimiento de verguenza y culpa, pero se justifican por el hecho de que no han sido penetradas por el varón, aunque han hecho de todo sexualmente hablando. Siguen siendo virgenes desde el punto de vista anatómico, pero espiritualmente no lo son, y en los corazones de ellas habita el fantasma de la indecencia y la impureza. Como mujer, debes defender el derecho de ser virgen en todos los aspectos de tu persona y llevar una vida de castidad que te haga ser una hija digna de Dios. No se te olvide que el cuerpo es templo del Espíritu Santo y, por tanto, debes protegerlo del oprobio, de la deshonra. Recuerda una cosa: la famosa prueba de amor es una gran mentira que a muchos hombres conviene porque consiguen la diversión que buscan. Si tu novio o prometido insiste en la prueba de amor, y tú no deseas romper con tu virginidad y/o castidad, es tiempo de cuestionar cuanto realmente te quiere, porque al que ama lo único que quiere es que su amada se sienta féliz, digna, valorada y respetada.

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