Contra lo que se dice actualmente, creo que aún existen hombres que se enamoran locamente por una mujer. Dejenme decirles que éste no es un asunto del que debamos ocuparnos para emitir prejuicios por lo que respecta al género, o al asunto del machismo o feminismo que, como tales, son temas apasionantes, pero que con lo que deseo abordar con el título expuesto arriba, pienso que no están en la línea del discurso, y mas bien son temas aludidos como referenciales simplemente. Mas bien, deseo ocuparme del hecho del que muchas mujeres piensan que en verdad hay pocos hombres dispuestos a entregarse totalmente y sin menoscabo alguno de la persona, sin simulaciones superpuestas que evoquen actitudes de suspicasia en la mujer. Y creo firmemente que las damas son partícipes activas en el hecho del que los hombres se enamoren de ellas, de que ello ocurra realmente porque es posible, o bien acontescan cosas totalmente opuestas a lo que aspira una mujer. Desde luego, una cosa es la búsqueda de pasar una noche agradable con alguién, y otra muy distinta es buscar y consolidar una relación de noviazgo con alguién.
Hace días le escuchaba una expresión a una chica de escasos dieciocho años, de que los hombres eran malos y solo deseaban burlarse de las mujeres. Ella se refería con burlarse al hecho de que un hombre mancilla a una mujer jugando con los sentimientos de ella y, por supuesto, en los casos que aplican, quitándole su virginidad para luego tomarla como un trofeo ante los demás. Hace mucho que no escuchaba algo semejante,y créanme que llamó mucho mi atención. Es posible que muchas féminas se sientan como presas y al hombre lo visualizen como un depredador detrás de ellas solo por su cuerpo y por el deseo carnal de sostener relaciones sexuales y punto. Con sus excepciones, por su puesto, pero yo no creo que este concepto opere de manera absoluta e impune en la actualidad. Lo que siento es que hay un sentimiento de insatisfacción en las relaciones de muchas mujeres para con los hombres, precisamente por la falsa creencia de que todos los hombres son iguales; la falsa idea de que "todos desean tener relaciones sexuales con sus enamoradas para después alejarse de ellas". Mas bien creo que hay muchachos que se acercan a ciertas damas con propósitos carnales, ciertamente porque ellas mismas lo motivan de ese modo. Cuando la chica dice no, el chico se alejará o cambiará de actitud. Es muy sencillo. Y eso cada mujer lo sabe de sobra.
El hombre que se enamora de una mujer no debe ser buscado como si fuera una "aguja en un pajar". Es una falacia cultural la idea de que habemos pocos hombre que nos entregamos con todo el corazón a nuestras mujeres. Los hombres nos enamoramos igual o con mayor intensidad que muchas de las del sexo femenino, aunque usted no lo crea. Pero mucho depende de la actitud de la mujer en este proceso. Para empezar, veamos que es lo que le gusta a un hombre de una mujer. En realidad son muchas cosas las que nos gustan pues, imaginese usted, si se trata de mujeres todo es bello. Pero aquí entra el gusto dependiendo de lo que como hombre busco, por un lado, y de lo que se me ofrece, por el otro. Si lo que busco en una mujer es sano, pero ella se me ofrece facilmente, entonces el gusto por ello se me desvanece (se pierde el encanto) y aparece un gusto mas banal y superficial, quizás en algunos hombres se da la inmediata conversión y se enciende la mecha, la pasión y el gusto carnal por esa mujer. Pero, en caso contrario, si eso que estoy buscando es también sano y se me ofrece con recato y decencia, entonces el gusto sano y auténtico por esa mujer crece, se intensifica. Eso es justamente lo que enamora a muchos hombres, la verdadera castidad y pudor en una mujer. Podría estar de acuerdo en que los hombres somos más concupiscentes, es decir más tendientes al pecado que las mujeres, en términos generales y con temor a equivocarme, hágame usted la correción al respecto. Pero mucho depende la mujer el que ésta actitud en el hombre se despierte y que la misma mujer le siga el juego. Una verdadera decencia no se finge, porque el hombre la descubre en forma inmediata, a menos que la actuación de la dama sea digna de un Oscar o un Ariel. Pero este no es el caso respecto de lo que estamos hablando aquí. Ahora bien, hay mujeres que sin darse cuenta motivan al hombre a acercarse, y éste se confunde porque no ha sabido leer el mensaje de la mujer (lo que ella desea). Las miradas son un espejo del deseo y la mujer sabe cómo y cuándo mirar a quién y dónde para despertar esto o aquello según las necesidades internas. Así que si eres mujer, toma en cuenta lo anterior. Mucho depende de ti el que alguién se te acerque con "deseo" o con "amor". Otra cosa que a un hombre le encanta de las mujeres es la actitud tierna y dulce. Lo que normalmente se espera de una mujer es que tenga dulzura y ternura en lo que haga y diga. Las palabras suaves y cariñosas son como caricias para el oído. Más aún si esas palabras vienen de una mujer que con voz melodiosa captura y deja huella en quien la escucha. No es lo mismo una voz gruesa y mal entonada, aquella voz amenazante y de timbre fustigante, que una serena, afectuosa, delicada, dócil, bondadosa y acaramelada. Una buena parte de la química y de la buena vibra que una mujer aporta a la relación con un hombre entra por el oído, debes saberlo. El buen léxico, las palabras educadas y, por supuesto, una dósis importante de actitud humilde y comprensiva son también elementos que magnetizan a cualquier varón. Otra cosa más que a un hombre le fascina de una mujer tiene que ver con la confiabilidad. Este concepto basa su aportación en la confianza que despierta una mujer por lo que hace, más que por lo que dice. Lleva tiempo saber si la mujer a la que un hombre se acerca es confiable y digna de confianza. Imaginese en esta sociedad de tanta liberación mal entendida, y de tanta información errónea que se divulga por todos los medios a los que estamos expuestos. Hoy día muchas mujeres dejan de ser vírgenes por el simple hecho de una desinformación, o bien por la confusión que genera la información equivocada o falsa que tanto encontramos en los medios masivos, especialmente aquellos de mala fe y de dudosa ética profesional, inclusive entre los amigos y la gente común y corriente. Siendo así, resulta muy complicado para mucho hombres encontrar a una mujer que sea depósito de toda su confianza, que sea confiable y predecible al corto y largo plazo. No se imagina usted la cantidad de amor que se destila por una mujer confiable. Un hombre lo da todo por eso. La razón es que la confiabilidad genera seguridad y certeza, y eso no tiene precio. Una última cosa agradable a los ojos de los hombres es la superación. Lo de superarse no es cosa de que la mujer tenga que convertirse, necesariamente, en una doctora o una abogada. Es simplemente una actitud hacia la vida; una actitud de lucha y de valentía ante los problemas, de no dejarse llevar por las pequeñas cosas negativas que nos pasan a todos. El hombre actual esta más abierto a una mujer justamente actual y moderna y no chapada a la antigua. De hecho, aquellas que son anticuadas traen consigo un barniz repelente a los hombres, y ni conciencia tienen de ello. La mujer de hoy lucha parejo con el hombre, van de la mano juntos y encaran los problemas como un equipo fuerte y sólido sin colocar las barreras de género que otrora existieron en tiempos de nuestros abuelos. Además, ríen y gozan de la vida juntos, nunca separados y, además de todo esto, se retribuyen mutuamente con amor y felicidad con todos los detalles de la vida. Afortunadamente, para estas mujeres no hay un catorce de febrero, lo cual se vuelve cursi e inoperante, sino trecientos sesenta y cinco días al año para celebrarse el amor que se prometieron desde el principio de la relación.
Así que, mujer presta más atención a ti, no al reflejo, no a la sombra que proyectas. Mírate por dentro, observa lo valiosa que eres. Una mirada y una voz dulce a los hombres, en especial a tus amigos, no te quitará nada y, créeme, mucho te añadirá. Pero en todo esto, conviértete tú, siempre tú, sin falsas máscaras. Ocupate de tu persona y trata de superar lo que tu sabes que tienes que superar. Deja de fingir sin que ello afecte lo amable que puedes ser ante los demás. Supera tus barreras y lucha contra ellas para que puedas autorealizarte como mujer. Está en tus manos; es simplemente que lo pongas a trabajar sopesando lo que dejarás fuera de tu vida y lo que incorporarás en tu nuevo esquema, en lo que significa la renovación de tu interior, de un espíritu renovado y de una mujer valiosa para la sociedad, para tu familia, para cualquier hombre, pero sobre todo para si mísma.
Hace días le escuchaba una expresión a una chica de escasos dieciocho años, de que los hombres eran malos y solo deseaban burlarse de las mujeres. Ella se refería con burlarse al hecho de que un hombre mancilla a una mujer jugando con los sentimientos de ella y, por supuesto, en los casos que aplican, quitándole su virginidad para luego tomarla como un trofeo ante los demás. Hace mucho que no escuchaba algo semejante,y créanme que llamó mucho mi atención. Es posible que muchas féminas se sientan como presas y al hombre lo visualizen como un depredador detrás de ellas solo por su cuerpo y por el deseo carnal de sostener relaciones sexuales y punto. Con sus excepciones, por su puesto, pero yo no creo que este concepto opere de manera absoluta e impune en la actualidad. Lo que siento es que hay un sentimiento de insatisfacción en las relaciones de muchas mujeres para con los hombres, precisamente por la falsa creencia de que todos los hombres son iguales; la falsa idea de que "todos desean tener relaciones sexuales con sus enamoradas para después alejarse de ellas". Mas bien creo que hay muchachos que se acercan a ciertas damas con propósitos carnales, ciertamente porque ellas mismas lo motivan de ese modo. Cuando la chica dice no, el chico se alejará o cambiará de actitud. Es muy sencillo. Y eso cada mujer lo sabe de sobra.
El hombre que se enamora de una mujer no debe ser buscado como si fuera una "aguja en un pajar". Es una falacia cultural la idea de que habemos pocos hombre que nos entregamos con todo el corazón a nuestras mujeres. Los hombres nos enamoramos igual o con mayor intensidad que muchas de las del sexo femenino, aunque usted no lo crea. Pero mucho depende de la actitud de la mujer en este proceso. Para empezar, veamos que es lo que le gusta a un hombre de una mujer. En realidad son muchas cosas las que nos gustan pues, imaginese usted, si se trata de mujeres todo es bello. Pero aquí entra el gusto dependiendo de lo que como hombre busco, por un lado, y de lo que se me ofrece, por el otro. Si lo que busco en una mujer es sano, pero ella se me ofrece facilmente, entonces el gusto por ello se me desvanece (se pierde el encanto) y aparece un gusto mas banal y superficial, quizás en algunos hombres se da la inmediata conversión y se enciende la mecha, la pasión y el gusto carnal por esa mujer. Pero, en caso contrario, si eso que estoy buscando es también sano y se me ofrece con recato y decencia, entonces el gusto sano y auténtico por esa mujer crece, se intensifica. Eso es justamente lo que enamora a muchos hombres, la verdadera castidad y pudor en una mujer. Podría estar de acuerdo en que los hombres somos más concupiscentes, es decir más tendientes al pecado que las mujeres, en términos generales y con temor a equivocarme, hágame usted la correción al respecto. Pero mucho depende la mujer el que ésta actitud en el hombre se despierte y que la misma mujer le siga el juego. Una verdadera decencia no se finge, porque el hombre la descubre en forma inmediata, a menos que la actuación de la dama sea digna de un Oscar o un Ariel. Pero este no es el caso respecto de lo que estamos hablando aquí. Ahora bien, hay mujeres que sin darse cuenta motivan al hombre a acercarse, y éste se confunde porque no ha sabido leer el mensaje de la mujer (lo que ella desea). Las miradas son un espejo del deseo y la mujer sabe cómo y cuándo mirar a quién y dónde para despertar esto o aquello según las necesidades internas. Así que si eres mujer, toma en cuenta lo anterior. Mucho depende de ti el que alguién se te acerque con "deseo" o con "amor". Otra cosa que a un hombre le encanta de las mujeres es la actitud tierna y dulce. Lo que normalmente se espera de una mujer es que tenga dulzura y ternura en lo que haga y diga. Las palabras suaves y cariñosas son como caricias para el oído. Más aún si esas palabras vienen de una mujer que con voz melodiosa captura y deja huella en quien la escucha. No es lo mismo una voz gruesa y mal entonada, aquella voz amenazante y de timbre fustigante, que una serena, afectuosa, delicada, dócil, bondadosa y acaramelada. Una buena parte de la química y de la buena vibra que una mujer aporta a la relación con un hombre entra por el oído, debes saberlo. El buen léxico, las palabras educadas y, por supuesto, una dósis importante de actitud humilde y comprensiva son también elementos que magnetizan a cualquier varón. Otra cosa más que a un hombre le fascina de una mujer tiene que ver con la confiabilidad. Este concepto basa su aportación en la confianza que despierta una mujer por lo que hace, más que por lo que dice. Lleva tiempo saber si la mujer a la que un hombre se acerca es confiable y digna de confianza. Imaginese en esta sociedad de tanta liberación mal entendida, y de tanta información errónea que se divulga por todos los medios a los que estamos expuestos. Hoy día muchas mujeres dejan de ser vírgenes por el simple hecho de una desinformación, o bien por la confusión que genera la información equivocada o falsa que tanto encontramos en los medios masivos, especialmente aquellos de mala fe y de dudosa ética profesional, inclusive entre los amigos y la gente común y corriente. Siendo así, resulta muy complicado para mucho hombres encontrar a una mujer que sea depósito de toda su confianza, que sea confiable y predecible al corto y largo plazo. No se imagina usted la cantidad de amor que se destila por una mujer confiable. Un hombre lo da todo por eso. La razón es que la confiabilidad genera seguridad y certeza, y eso no tiene precio. Una última cosa agradable a los ojos de los hombres es la superación. Lo de superarse no es cosa de que la mujer tenga que convertirse, necesariamente, en una doctora o una abogada. Es simplemente una actitud hacia la vida; una actitud de lucha y de valentía ante los problemas, de no dejarse llevar por las pequeñas cosas negativas que nos pasan a todos. El hombre actual esta más abierto a una mujer justamente actual y moderna y no chapada a la antigua. De hecho, aquellas que son anticuadas traen consigo un barniz repelente a los hombres, y ni conciencia tienen de ello. La mujer de hoy lucha parejo con el hombre, van de la mano juntos y encaran los problemas como un equipo fuerte y sólido sin colocar las barreras de género que otrora existieron en tiempos de nuestros abuelos. Además, ríen y gozan de la vida juntos, nunca separados y, además de todo esto, se retribuyen mutuamente con amor y felicidad con todos los detalles de la vida. Afortunadamente, para estas mujeres no hay un catorce de febrero, lo cual se vuelve cursi e inoperante, sino trecientos sesenta y cinco días al año para celebrarse el amor que se prometieron desde el principio de la relación.
Así que, mujer presta más atención a ti, no al reflejo, no a la sombra que proyectas. Mírate por dentro, observa lo valiosa que eres. Una mirada y una voz dulce a los hombres, en especial a tus amigos, no te quitará nada y, créeme, mucho te añadirá. Pero en todo esto, conviértete tú, siempre tú, sin falsas máscaras. Ocupate de tu persona y trata de superar lo que tu sabes que tienes que superar. Deja de fingir sin que ello afecte lo amable que puedes ser ante los demás. Supera tus barreras y lucha contra ellas para que puedas autorealizarte como mujer. Está en tus manos; es simplemente que lo pongas a trabajar sopesando lo que dejarás fuera de tu vida y lo que incorporarás en tu nuevo esquema, en lo que significa la renovación de tu interior, de un espíritu renovado y de una mujer valiosa para la sociedad, para tu familia, para cualquier hombre, pero sobre todo para si mísma.
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