Es
inherente al ser humano la preservación y el cuidado de su integridad en todos
los aspectos,tanto físicos, como
sociales y psicológicos.En ese cuidado,ponemos un especial acento sobre
nuestras personas como seres pensantes,seres con sentimientos,atributos y
habilidades,asi como también con traumas personales y vivencias
difíciles de superar en nuestras vidas.Precisamente,por todas aquellas cosas
complicadas que nos han pasado,decidimos colocar un candado a nuestro corazón,y
no permitimos en lo absoluto que nadie
se entere de lo que hay dentro de él.Se vuelve el lugar mas inaccesible
y espinoso de nuestro ser, de manera que ni siquiera nosotros mismos
queremos saber más de él,por que lo odiamos
con todas nuestras fuerzas.Hemos pretendido
enterrarlo,pero no nos ha sido posible.Entre más lo queremos olvidar,más se hace presente en nuestra
conciencia.Entonces,colocamos una disfraz, y colocamos en la punta del mismo lo que
queremos que los otros piensen de nuestra persona.Cuándo esto
sobreviene,dejamos de ser y reposamos en falso,menguando el autoconocimiento y
por ende,la autoestima.La consecuencia inmediata es la infelicidad,la insatisfacción
de lo que somos, de lo que hacemos y en lo que estamos.Surgen las crisis
neuróticas,las crisis existenciales y las crisis de identidad.Nada nos llena y
todo nos ahueca dejando un edor a podrido que no soportamos,y que nadie a
nuestro lado lo soporta, desde luego.Lo
que viene a nuestras vidas,como efecto de todo este embrollo de eventos en
nuestra experiencia,es el disimulo,la hipocresía y el orgullo.Cada
sentimiento viene a ocupar un espacio en nuestras necesidades y en nuestros
miedos.Disimulamos por que
necesitamos ocultarnos.Nos afecta lo que la gente piense de nosotros.Si alguién
nos encara con lo anterior,nos enoja, y lo negamos,arguyendo de que no nos
importa lo que la gente piense.Que dizque es lo menos en que pensamos;que ni
tenemos tiempo para eso.Eso decimos. ¡
Sarta de mentiras ! Es lo que más nos afecta.Esa es una de las cosas a
las que acudimos,pero por dentrito de nosotros mismos sabemos bien que eso es
una mentirota,tan grande como cualquier torre situada en una gran cuidad. También
nos volvemos hipócritas.En esto no ocultamos,sino fingimos sentimientos que no
poseemos,sentimientos generalmente positivos respecto de si mismo,de otras
personas y de situaciones en general que la vida nos pone de frente.Es
importante que la gente piense bien de nosotros,que se lleve la mejor impresión
de nuestras personas,aunque por dentro seamos otra cosa muy distinta.Mentimos
tanto que empezamos a crear espejismos sobre nosotros,y llega un momento que no
podemos más.Reventamos con todos y con todo,para luego,en unos cuantos dias
volver a ser los mismos de antes,sin mayor pena ni gloria;de vuelta al falso
redil.También recurrimos al orgullo,el
cual como sentimiento ha sido tan vituperado,que ya nadie quiere usar para
resaltar las cosas positivas de la persona.El orgullo tiene dos caras,y ellas
son tan opuestas como la luz y la oscuridad.La verdad es que hay un orgullo
verdadero,colmado de buenos sentimientos que no intentan emancipar a nada ni a nadie.Es el sentirse
satisfecho consigo mismo por los logros,con lo que tiene y lo que la vida le ha
proporcionado.El otro orgullo es el falso.Es este el que usamos cuando un
sentimiento de pequeñez nos invade;es cuando otros nos superan en lo que
nosotros deseariamos sobresalir;es aquel mal sentimiento que entremezcla
mentiras para luego olvidar que son purititas mentiras,es decir,del falso
orgullo que nos conduce a la “metamentira” .No se preocupe en buscar esta
palabra en el diccionario .No la encontrará.No creo haberla leído en ningún
libro que yo recuerde. Apenas la estoy usando por vez primera,simplemente para
indicar que el falso orgullo,el de aparentar lo que no es para achicar lo que si es,nos coloca esquemas mentales que
manejan nuestro comportamiento ante los demás,y en esos esquemas mentimos por
mentir;la mentira por la mentira.Cuando prevalence esta condición,olvidamos que
mentimos,y de paso nos creemos lo que mentimos y actuamos en consecuencia.Nos
alienamos tanto que no sabemos quienes somos ya. El orgullo nos ha
secuestrado,y nos ha robado una parte de nuestra escencia. Cuando nos
percatamos de lo que nos acontece,optamos generalmente por reprimir,por
olvidar,y mira que para eso nos hemos convertido en verdaderos maestros. ¡Bendita
represión que tanto me auxilias! ,aunque sea una ayuda intrascendente. ¡ Vaya
problema de identidad ! Vivimos un mundo
aparente,con luz por fuerita,de imágenes y formas perfectas a la vista,pero no
para el corazón,y con “muchisimos amigos”
que nos “entienden” y nos “adoran” .Los entrecomillo por que ,con
esta condición en la personalidad,no se pueden tener amigos auténticos.Acaso
tendremos uno o dos.No creo que podamos lograr mas amistades profundas,íntimas
y entrañables. ¿ Conocidos ? muchos;bastantes
para cada momento falso y para cada mentira.Pocos para el lado oculto;el
lado real. Una invitación al cambio siempre es sugerida.La bienvenida la
tenemos que dar si queremos ser nosotros
reales y dejar de ser el nosotros irreales.El
paso es creer en nosotros y no dar marcha atras ni para mirar el polvo que
levantamos.Despojémonos del fuero insano que nos mantiene atados y que nos
oprime.Alejémonos de ello y busquemos la felicidad con lo que somos y tenemos.
Y como siempre,Dios está ahí para echarnos una manita.
Muy buena reflexion.creo que ya puedo entender un poco mas de lo que usted esta hablando en este escrito.Gracis por su interes en las cosas que de repente nos ayudan a entendernos mas.
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