Quizá el 2020, y con sobradas razones, no
haya sido el mejor año para cumplir todos tus propósitos. Sin embargo, debes
saber que no existe un ciclo anual ideal para rescatar todos aquellos sueños
que planeas con esmero y regocijo. A lo mejor eres de los que no necesariamente
planificas con la entrada del año nuevo porque no te consideras de esas
personas que minuciosamente lo preveen todo. Muy probablemente estás en la
categoría de la gente que ya se cansó de tanto planificar cada año nuevo de sus
vidas y luego no cumplir ninguno de los propósitos previstos. En cualquier
caso, es sugerible encontrar un punto de partida, el arranque colocado en un
imaginario intermedio que nos posicione en balance y sin caer en extremos, es
decir, la desorientación o, lo contrario, la autoexigencia desproporcionada.
Veamos que podemos rescatar y poner en práctica para el año 2021.
Puede ser que las postrimerías del año que culmina evoquen en ti las
posibilidades que hayas tenido para perseguir tus sueños, pero también las
capacidades que hayas mostrado para cumplirlos. Y en este reencuentro de
capacidades y oportunidades, probablemente decidas eludir el asunto de la
evaluación de tus logros porque, de pronto, adviertes cierta molestia o
incomodidad al saberte incompetente para realizar algunas propuestas que tú
misma(o) te has propuesto. Y sin embargo, eliges mirar de frente con un renovado
plan para el año que se viene encima. Probablemente esto lo has venido
realizando por años y es justamente lo que yo califico como “reciclaje de
proyectos”. También puede ser que al final del año nada ni nadie te mueve el
corazón para efecto de mejorar tu vida y/o la de otros, pero también es
plausible que te haga sentir exitosa(o) y comfortable con lo que has logrado a
lo largo del ciclo anual. Lo que es importante poner de relieve es de que en
diciembre es la época en la que concluimos un período y nos disponemos para
comenzar el siguiente. Por esa razón es de que al finalizar una etapa volveremos
a comenzar otra de forma sucesiva e ininterrumpida hasta que Dios nos llame a
cuentas para la observancia en el cumplimiento de sus planes y los que nosotros
nos propusimos llevar a cabo en algún momento.
Cualesquiera que sean tus metas de año nuevo, en especial por lo que
hemos vivido en el 2020, la consideración siempre gratificante de colocar el
amor en medio de cada cosa, por cierto, necesaria para alcanzar tus sueños, en
mi opinión, convertirá tu ejercicio anual de metas y proyectos en una tarea
conciliadora entre lo mucho que has recibido y las profundas potencialidades
que posees para dar. Así, y justamente de ese modo invariable, tus planes
tendrán la propiedad de darte la luz, el gozo y la guía para cumplir lo
propuesto. Tu corazón te proporcionará el impulso para avanzar cada día, pero
el amor pondrá esa peculiar magia y fascinación que seducirá tu espíritu y su
entorno. Nada más valioso y encantador que tener el amor como eje vector para
encontrar el rumbo y la fuerza para cumplir tus sueños.
No
obstante tus mejores intenciones, podría resultarte complicado cómo avanzar en
esa dirección, situación que considero válida desde que es algo nuevo para ti.
¿Cómo involucrar el amor en los planes de año nuevo? En la actualidad, la gente
habla del amor como quien habla de ropa, moda o viajes. Es algo que se ha
vuelto muy popular de modo tal que su concepto real y auténtico se ha
modificado sustancialmente en su uso y aplicación. Así, obtenemos productos
bastante deformados y abaratados de lo que el amor significa y el ciudadano
promedio se deja llevar por ello asumiendo que un corazón formado con ambas manos, un simple
decir “te amo”, un regalo costoso o una carta acompañada de flores son sus
mejores representantes. Sin subestimar estos actos a los que me refiero,
solamente puntualizo que ellos en sí mismos no son el amor, aunque pudieran ser
reflejar los signos del interés de una persona a otra bajo el rubro del amor
romántico.
De
forma indiscutible podrías argumentar que es precisamente el amor lo que
siempre ha guiado tu vida, tus proyectos y planes, pero que, sin embargo,
paradójicamente todo ha quedado igual o lo mismo decir que poco o nada de lo
planeado se ha cristalizado. Aquí hemos de anotar algunas vertientes que muy
probablemente hayan brillado por su ausencia y que pudieran ser las razones por
las cuales las cosas no te hayan salido como lo esperabas. Lo peor de todo es
que la carga física y emocional ha sido tal que ha superado el límite de tu
capacidad para, finalmente, dejarte en la frustación y desasosiego. Lo anterior
es particularmente cierto si observamos de cerca la naturaleza de la intención,
es decir, la autenticidad del deseo, cuando se desea el logro de determinada
meta o proyecto. Podría decir que en no pocas ocasiones lo que a nosotros los
seres humanos nos motiva para alcanzar algo en la vida suele estar basado en un
amor personalista y con apego estricto a nuestra zona de comfort. Nada más
alejado del verdadero amor al prójimo, el amor ágape. El mensaje es claro: en los
proyectos y metas de año nuevo los intereses de los demás, y no únicamente me
refiero a la familia, deben estar primero. Quizá esta vertiente te resulte
bastante fuerte, pero es una realidad de ineludible certeza cuando realmente
deseamos avanzar en el amor verdadero.
Una segunda vertiente del amor involucrado en los proyectos de vida es
aquella que establece un balance entre el dar y el recibir como estilo de vida.
Sin duda que el ser humano dispone de la capacidad de amar intencionadamente
favoreciendo a quienes le rodean en ese entorno de dispendio de afectos. Lo más
alentador es cuando el resultado de extender el sentimiento amoroso se
compagina con la actitud incondicional de entregarse para el bien amar; el
deseo de que el otro encuentre dicha y felicidad. El flanco débil en esta
balanza es cuando se calumbra una finalidad que está basada en el “toma y
daca”, lo cual evidentemente entorpece la probable existencia de un deseo
profundo y más íntimo de amar al prójimo de forma desinteresada.
La tercera y última aproximación del amor en la que se involucran
nuestros sueños y metas de corto y mediano plazo (metas factibles dentro de un
periodo de 12 meses) tiene que ver directamente con la autoestima, el valor de
sí ante la conciencia propia. Es importante destacar el concepto que de sí
mismo se tenga para efecto de evaluar el compromiso general y la promesa contraída.
Pero, ¿cómo ofrecer lo que no se tiene? Peor aún, ¿cómo darse lo que de
antemano se niega? Si el objetivo es avanzar en la autorealización como
persona, entonces elevar la autoestima se constituye como una meta
consecuentemente válida. Empero, si la idea es consolidar actos de amor a todos
los Cristos hambrientos, desarrapados, sedientos, desamparados y desprotegidos sabiendo
que se posee la precurrente necesidad de una autoestima suficiente y sana para
alcanzarlos, entonces el camino que se ha elegido irá en sentido contrario a
las manecillas del reloj hasta encontrar la sincronía con tu reloj espiritual,
es decir, el verdadero amor, que al final de cuentas significa amar a Dios
primeramente y, en seguida, amar al prójimo como a ti mismo. Lo triste es de
que, en muchas ocasiones, la persona no alcanza a darse cuenta de esta
condición y justamente por esta circunstancia de vida los proyectos se cumplen
parcialmente, se abandonan en poco tiempo o jamás llegan a cumplirse. La
realización personal no es incompatible con los actos de amor al prójimo. Por
el contrario, el verdadero amor en nuestros espíritus, ese amor que se
sacrifica por el propio y que nunca se pone a disposición para recibir algo a
cambio, es la consecuencia directa de la superación expedita de los
condicionamientos culturales existentes en nuestras sociedades occidentales y que
abogan por el desarrollo personalista en una encarnizada lucha en contra del amor,
en su concepto más profundo, y siempre ocultando y/o racionalizando su visión
sórdida, egoísta y avarienta. De hecho, se requiere de una gran dosis de amor
propio para proyectarse en el maravilloso y excelso ámbito de entregar el
corazón. Después de todo, ello contribuye a llenarse desde dentro para nunca
vaciarse del todo. Cuando falta ese resquicio de amor propio, la estructura de
la auto-estima se derrumba con facilidad y el entregarte al otro se convierte
en suplicio debido a que la fuente inagotable del verdadero amor no se le ha
permitido trastocar las fibras del corazón. Entonces, podrás entrar al juego de
amar, pero te vaciarás y tendrás que llenarte desde el exterior a través del
encomio y alabanza, es decir, el que la gente te aplauda. No obstante, pronto
darás cuenta que este “amor” es limitado y condicional. Con el tiempo minarán
tus fuerzas y experimentarás el deseo de claudicar. Advertirás que el dicho “el
amor se paga con amor” no tiene sentido para tu propia experiencia, a pesar de
tus grandes y loables esfuerzos de amar a los otros. Lo que ha sucedido es que
has extendido tu amor en un acto divisorio, “yo aquí y tú allá”, pero no te has
entregado junto a él, “tú y yo juntos aquí y allá”. Son dos cosas muy distintas
la una de la otra, aunque a veces muy embarulladas para quienes no distinguen
el amor del Amor. ¿Ya lo entendiste?
El año 2021 tiene reservado grandes cosas para todos nosotros en la
medida que nos detengamos a verlas y experimentarlas. Todas ellas son las cosas
bellas que Dios nos ofrece cada día y que representan todo lo suficiente para
desbordarse de alegría y regocijo. Desprenderse del gran amor exige, en primera
instancia, dejarlo gravitar en nosotros mismos. Una vez que le permitimos la
entrada al amor verdadero, Él nos dará una renovación constante para nunca quedarnos
vacíos y siempre tener la disponibilidad de amar al prójimo, y ello sólo es
posible únicamente bajo la presencia grandiosa de Jesucristo nuestro Señor en
nuestros corazones.
Ahora y desde este momento que planifiques tu andar para el año 2021, no
olvides colocar a Dios en medio de cada una de las cosas que te propones
realizar. Cuando esto sea un hecho en tu vida y en tu corazón, las metas y
proyectos tuyos vendrán por añadidura. La satisfacción y alegría inundarán el
rostro de Cristo reflejado en el otro, el más necesitado. Eso permanecerá por siempre,
desde el amanecer hasta el siguiente amanecer, sin ocaso. Tu corazón se vaciará
para llenarse continuamente y en renovación permanente. Nunca más será aquel
corazón, que aunque “lleno”, siempre vacío debido a la gran ausencia del amor
verdadero en su seno.
La bendición de mi Dios para todos ustedes y sus familias en este año
2021 son los deseos de mi familia y su humilde servidor en Cristo Jesús.
Manuel Paredes
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