Una vez te dijo que te amaba y fue
suficiente para ti. Echaste a volar tu imaginación, tu mente viajó muy lejos y
el deseo de amar se posesionó de tu espíritu y se arraigó en tu corazón. Si afortunadamente
él te ha respondido, y lo mismo has hecho tú hasta el día de hoy, entonces eres
una muer dichosa al lado de un buen hombre. Si la historia se ha distorsionado
y no ha resultado lo que deseabas, entonces eres alguién que necesita
urgentemente apoyo, consejo y, creo yo, mucha comprensión. Comprensión que no has
recibido, y, quizás, para que negarlo, que no has sabido ofrecer. Solo déjame
decirte en forma breve algunas cosas que probablemente cambien el rumbo de tu
vida actual, si éste es tu caso, y también aclararte algunas posibles dudas que
pudieras tener.
1.- No renuncies al cambio en tu relación
matrimonial. Siempre existe una posibilidad de cambio, no obstante lo difícil
que pudiera parecer. Cualquier problema puede ser tratado en su contexto con
todas las herramientas disponibles en el matrimonio. Cada relación conyugal
tiene tanto cosas negativas como positivas. Y lo que se necesita es usar las
positivas y alejar lo que daña la convivencia entre ambos. Más aún, los aportes
individuales pueden ser de gran ayuda a la hora de determinar una consecuente buena
relación amorosa y duradera en esos términos. Algunos de los cónyuges puede ser
de gran escucha, mientras que el otro es más expresivo, y ambos se
complementan de alguna manera. Por alguna razón llegaron a ser matrimonio, y
entonces conviene destacar las cosas fuertes que los unieron en el pasado. Lo
importante es nunca renunciar a los cambios radicales que son aquellos que te
llevarán a la tranquilidad que necesitas.
2.- Las consecuencias positivas o negativas
en una relación conyugal son de ambos, no solo de él o de ella. Algunas parejas
suelen culparse mutuamente de los errores, desavenencias y conflictos
existentes en la relación. Pero no hay peor cosa que pensar que uno de los dos
tiene la responsabilidad total de la situación por la que atraviesan en la vida
conyugal. En todo caso, ambos son los culpables de la vida que llevan porque
los dos conforman la vida matrimonial. Pero la realidad es que ambos son parte
de un conflicto que se ha desarrollado a través del tiempo, muy posiblemente
sin ellos darse cuenta, hasta el punto que los ha rebasado por completo. Una de
las cosas que se tiene que comprender es que nadie quiere ni desea vivir en una
situación problemática, por lo menos en lo que respecta a dos personas que han
decidido unir sus vidas por siempre. No obstante las buenas intenciones, los
problemas aparecen como por arte de magia y ambos lo sufren de manera
particular y como pareja.
3.- Sentir culpa por lo que pasa en tu
relación es algo normal, pero no te dejes llevar por ella. Ésta aseveración es
cierta hasta cierto punto, porque no todas las personas llegan a sentir culpa
debido a que se desmarcan de las razones personales que los han llevado a la
situación problemática que pudiesen estar viviendo. Las personas que
experimentan culpa por los problemas matrimoniales son posiblemente las más
comprometidas al cambio, aunque eso no es una prueba fehaciente de su
procupación normal. Algunas veces la culpa experimentada es debido a
experiencias traumáticas del pasado, actitudes modeladas en la familia de origen,
etc. Pero cuando se trata de una preocupación por lo que respecta al destino
del matrimonio y la calidad de vida que se lleva en él, y eso es una
preocupación legítima y natural, entonces estamos apelando al sentido normal de
la vida. Y no es que estemos tratando de convertirnos en los cuasantes de la
mala situación que estamos pasando, sino que tenemos que mostrar cierta culpa
natural acerca de lo que esta pasando, lo cual es normal. Extraño es cuando no
se siente nada de responsabilidad y/o culpa. Quizás una buena dósis de ese
sentimiento promueva el cambio prospectivo, lo cual redundaría en un beneficio
a la realización de ajustes y cambios adaptativos en la relación matrimonial.
4.- Los cambios son graduales y paulatinos.
No esperes cambios radicales de un día a otro. Es obvio que la resolución de
problemas que han crecido insidiosamente a lo largo de años de matrimonio merezcan
mucho mayor atención. Los problemas en el pasado que nunca se resolvieron
exitosamente en la vida conyugal, suelen
crear ramificaciones muy difícles de extirpar. La base de esos problemas se
solidifica de tal suerte que los cambios no son faciles de contemplar. Muchos
matrimonios han desistido a mejorar sus vidas e, incluso, han llegado a negar
los problemas que se han anquilosado por todo el tiempo que ha pasado. Hay
matrimonios que arrastran problemas añejos y nunca han podido resolverlos,
antes bien se recrudecen cada vez que se intentan asumirlos. Ante tal circunstancia, debemos ser
cautos cuando estamos intentando mejorar nustra vida matrimonial, ser pacientes
y no esperar el exito inmediato. Los cambios rápidos deben ser vistos con
sospecha. Los verdaderos cambios positivos en el matrimonio son graduales y
consistentes, y requieren de la participación conjunta y comprometida de ambos
cónyuges. De otro modo, todo seguirá igual. Nada cambiará.
5.- El amor no es suficiente por sí solo para hacer los
ajustes, pero es un elemento indispensable para continuar la relación. He
escuchado decir de algunas mujeres y hombres con dificultades matrimoniales crónicos
que el amor es solo es algo de su pasado, y que solo los une el costumbrismo y
la inercia del vivir juntos por los tantos años que han estado el uno y el otro
en un mismo espacio compartiendo otras cosas, menos el amor que algun día los
unió. Ya sea que la pareja tenga pocos o muchos años de vivir juntos, lo único consistente
asociados a los cambios en la vida relacional de la pareja es el amor. Eso es
lo que realmente puede promover los cambios para volver a experimentar lo que
sintieron alguna vez; es el amor mutuo que a menudo consideran utópico a la luz de la experiencia
matrimonial malograda; es el deseo de crecer como matrimonio de parte de ambos.
Posiblemente la pareja se ama, pero si no existe la iniciativa de cambiar,
ningún cambio importante operará. Los ajustes matrimoniales requieren acciones
concretas y compromiso para el cambio y/o adaptación a nuevas formas de vida,
nuevas expectativas y renovados deseos de vivir en pareja de forma integral. Para
volver a crecer en el matrimonio, los cónyuges deben proponerse el cambio,
llegar a acuerdos mutuos y dedicar el tiempo necesario a la pareja, tiempo de
calidad para recuperar lo perdido. Soñar es algo válido. Soñar nunca prescribe en
la vida mientras el amor esté allí.
Imposible saber la naturaleza de cada
matrimonio viviendo con dificultades en la relación, pero ante cualquier señal
de réspice comunicacional se debe actuar en forma inmediata buscando el diálogo
como herramienta base. El amor que alguna vez reinó, puede así mismo renacer
nuevamente y con nuevos bríos. Lo importante es luchar y no dejar escapar ese
espíritu de optimismo y deseo de vivir intensamente sin importar la edad que se
posea, y sin importar los años de relación matrimonial afectada. Reconsidera
hoy lo que tienes que cambiar en tu vida de matrimonio, promueve los cambios y
busca ser una persona propositiva al buscar el diálogo con tu pareja, y
comienza por encontrar el sendero que te guiará a la felicidad a lado de tu cónyuge
y de tus hijos.
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