Por siempre había imaginado que las mujeres eran algo espectacular y maravilloso. Aunque de adolescente fuí más interesado en los deportes que en las chicas, y luego de ello me convertí en un joven adulto con mucho mayor inclinación a los libros que a las mujeres, no obstante ello mis pensamientos acerca de las damas siempre rondaban en lo positivo. Inicialmente éste sentimiento fue fundado primero en la calidad amorosa de mi propia madre y de mi abuela materna, y ante ello debo decir que el resto de las féminas me parecían todas hermosas desde un punto de vista estético. Pero luego este sentimiento se mudó a uno mucho más maduro y sensato, concentrándome en la calidad interior de ese sublime personaje creado por Dios a partir de una costilla masculina. De hecho, al adquirir un concepto más auténtico de la mujer nunca dejé de lado la belleza integral. Sin embargo algo pululaba en mi mente respecto del valor y dignidad de la mujer en nuestro tiempo, no obstante que siempre las consideré víctimas del sistema machista imperante en la sociedad occidental (ni se diga en resto de las culturas). Y eso que me inquietaba en mi ser interior acerca de la mujer en general, tenía que ver con las grandes capacidades que Dios les había concedido desde su creación. En esta ocasión solo mencionaré una, pero hay muchas más. La mujer procrea hijos en sus entrañas, y eso en verdad es algo impresionante, aunque lo vemos como algo ordinario, pero, insisto, eso es algo verdaderamenre grande y que tiene sus repercusiones en la vida de los hijos de manera tal que ellas pueden amar a sus hijos aún antes de que nazcan, lo cual es algo casi inexistente entre los hombres, simple y sencillamente porque no llevan a los hijos dentro de ellos. No tenemos ni idea de lo que una mujer siente por su hijo dentro de si. Es increíble, pero aun con esa capacidad nosotros los hombres catalogamos a las mujeres como pertenecientes a un sexo débil, cosa que aun nadie me ha explicado de forma convincente. Hoy en día el supuesto “sexo fuerte” se derrite de terror y hasta de desmaya en los quirófanos al observar como sus esposas dan a luz a sus hijos. ¿Dónde quedó lo de “sexo fuerte”? Eso es algo que siempre me pregunto. Pero pienso que no hay ninguna clase de sexo fuerte o débil; es simplemente que un hombre y una mujer son distintos, y cada uno tiene sus propias cualidades que Dios les ha permitido para complementarse en forma mutua. Lo del sexo débil es cosa del pasado y, en mi humilde opinión, fue una respuesta a la miopía de nuestros ancestros y que todavía algunos ignorantes despistados sostienen como verdad cultural por autonomasia. Es increíble pero aun hay quienes piensan de esta forma tan oblicua. Pero eso es tan equivocado como denigrante e insostenible. Así que, mujeres ustedes valen mucho y habemos hombres que las apreciamos no solamente desde su estética y encanto natural, lo cual apreciamos muchísimo, sino también desde la óptica más profunda que ahonda en sus sentimientos, en el corazón y en el bello espíritu que poseen, la gracia de sus formas y sus expresiones tan encantadoras.
viernes, 17 de enero de 2014
MUJER, APRECIA TU BELLEZA Y RECUPERA TU DIGNIDAD
Por siempre había imaginado que las mujeres eran algo espectacular y maravilloso. Aunque de adolescente fuí más interesado en los deportes que en las chicas, y luego de ello me convertí en un joven adulto con mucho mayor inclinación a los libros que a las mujeres, no obstante ello mis pensamientos acerca de las damas siempre rondaban en lo positivo. Inicialmente éste sentimiento fue fundado primero en la calidad amorosa de mi propia madre y de mi abuela materna, y ante ello debo decir que el resto de las féminas me parecían todas hermosas desde un punto de vista estético. Pero luego este sentimiento se mudó a uno mucho más maduro y sensato, concentrándome en la calidad interior de ese sublime personaje creado por Dios a partir de una costilla masculina. De hecho, al adquirir un concepto más auténtico de la mujer nunca dejé de lado la belleza integral. Sin embargo algo pululaba en mi mente respecto del valor y dignidad de la mujer en nuestro tiempo, no obstante que siempre las consideré víctimas del sistema machista imperante en la sociedad occidental (ni se diga en resto de las culturas). Y eso que me inquietaba en mi ser interior acerca de la mujer en general, tenía que ver con las grandes capacidades que Dios les había concedido desde su creación. En esta ocasión solo mencionaré una, pero hay muchas más. La mujer procrea hijos en sus entrañas, y eso en verdad es algo impresionante, aunque lo vemos como algo ordinario, pero, insisto, eso es algo verdaderamenre grande y que tiene sus repercusiones en la vida de los hijos de manera tal que ellas pueden amar a sus hijos aún antes de que nazcan, lo cual es algo casi inexistente entre los hombres, simple y sencillamente porque no llevan a los hijos dentro de ellos. No tenemos ni idea de lo que una mujer siente por su hijo dentro de si. Es increíble, pero aun con esa capacidad nosotros los hombres catalogamos a las mujeres como pertenecientes a un sexo débil, cosa que aun nadie me ha explicado de forma convincente. Hoy en día el supuesto “sexo fuerte” se derrite de terror y hasta de desmaya en los quirófanos al observar como sus esposas dan a luz a sus hijos. ¿Dónde quedó lo de “sexo fuerte”? Eso es algo que siempre me pregunto. Pero pienso que no hay ninguna clase de sexo fuerte o débil; es simplemente que un hombre y una mujer son distintos, y cada uno tiene sus propias cualidades que Dios les ha permitido para complementarse en forma mutua. Lo del sexo débil es cosa del pasado y, en mi humilde opinión, fue una respuesta a la miopía de nuestros ancestros y que todavía algunos ignorantes despistados sostienen como verdad cultural por autonomasia. Es increíble pero aun hay quienes piensan de esta forma tan oblicua. Pero eso es tan equivocado como denigrante e insostenible. Así que, mujeres ustedes valen mucho y habemos hombres que las apreciamos no solamente desde su estética y encanto natural, lo cual apreciamos muchísimo, sino también desde la óptica más profunda que ahonda en sus sentimientos, en el corazón y en el bello espíritu que poseen, la gracia de sus formas y sus expresiones tan encantadoras.
jueves, 16 de enero de 2014
TIPS PARA MEJORAR TU VIDA MATRIMONIAL
Una vez te dijo que te amaba y fue
suficiente para ti. Echaste a volar tu imaginación, tu mente viajó muy lejos y
el deseo de amar se posesionó de tu espíritu y se arraigó en tu corazón. Si afortunadamente
él te ha respondido, y lo mismo has hecho tú hasta el día de hoy, entonces eres
una muer dichosa al lado de un buen hombre. Si la historia se ha distorsionado
y no ha resultado lo que deseabas, entonces eres alguién que necesita
urgentemente apoyo, consejo y, creo yo, mucha comprensión. Comprensión que no has
recibido, y, quizás, para que negarlo, que no has sabido ofrecer. Solo déjame
decirte en forma breve algunas cosas que probablemente cambien el rumbo de tu
vida actual, si éste es tu caso, y también aclararte algunas posibles dudas que
pudieras tener.
1.- No renuncies al cambio en tu relación
matrimonial. Siempre existe una posibilidad de cambio, no obstante lo difícil
que pudiera parecer. Cualquier problema puede ser tratado en su contexto con
todas las herramientas disponibles en el matrimonio. Cada relación conyugal
tiene tanto cosas negativas como positivas. Y lo que se necesita es usar las
positivas y alejar lo que daña la convivencia entre ambos. Más aún, los aportes
individuales pueden ser de gran ayuda a la hora de determinar una consecuente buena
relación amorosa y duradera en esos términos. Algunos de los cónyuges puede ser
de gran escucha, mientras que el otro es más expresivo, y ambos se
complementan de alguna manera. Por alguna razón llegaron a ser matrimonio, y
entonces conviene destacar las cosas fuertes que los unieron en el pasado. Lo
importante es nunca renunciar a los cambios radicales que son aquellos que te
llevarán a la tranquilidad que necesitas.
2.- Las consecuencias positivas o negativas
en una relación conyugal son de ambos, no solo de él o de ella. Algunas parejas
suelen culparse mutuamente de los errores, desavenencias y conflictos
existentes en la relación. Pero no hay peor cosa que pensar que uno de los dos
tiene la responsabilidad total de la situación por la que atraviesan en la vida
conyugal. En todo caso, ambos son los culpables de la vida que llevan porque
los dos conforman la vida matrimonial. Pero la realidad es que ambos son parte
de un conflicto que se ha desarrollado a través del tiempo, muy posiblemente
sin ellos darse cuenta, hasta el punto que los ha rebasado por completo. Una de
las cosas que se tiene que comprender es que nadie quiere ni desea vivir en una
situación problemática, por lo menos en lo que respecta a dos personas que han
decidido unir sus vidas por siempre. No obstante las buenas intenciones, los
problemas aparecen como por arte de magia y ambos lo sufren de manera
particular y como pareja.
3.- Sentir culpa por lo que pasa en tu
relación es algo normal, pero no te dejes llevar por ella. Ésta aseveración es
cierta hasta cierto punto, porque no todas las personas llegan a sentir culpa
debido a que se desmarcan de las razones personales que los han llevado a la
situación problemática que pudiesen estar viviendo. Las personas que
experimentan culpa por los problemas matrimoniales son posiblemente las más
comprometidas al cambio, aunque eso no es una prueba fehaciente de su
procupación normal. Algunas veces la culpa experimentada es debido a
experiencias traumáticas del pasado, actitudes modeladas en la familia de origen,
etc. Pero cuando se trata de una preocupación por lo que respecta al destino
del matrimonio y la calidad de vida que se lleva en él, y eso es una
preocupación legítima y natural, entonces estamos apelando al sentido normal de
la vida. Y no es que estemos tratando de convertirnos en los cuasantes de la
mala situación que estamos pasando, sino que tenemos que mostrar cierta culpa
natural acerca de lo que esta pasando, lo cual es normal. Extraño es cuando no
se siente nada de responsabilidad y/o culpa. Quizás una buena dósis de ese
sentimiento promueva el cambio prospectivo, lo cual redundaría en un beneficio
a la realización de ajustes y cambios adaptativos en la relación matrimonial.
4.- Los cambios son graduales y paulatinos.
No esperes cambios radicales de un día a otro. Es obvio que la resolución de
problemas que han crecido insidiosamente a lo largo de años de matrimonio merezcan
mucho mayor atención. Los problemas en el pasado que nunca se resolvieron
exitosamente en la vida conyugal, suelen
crear ramificaciones muy difícles de extirpar. La base de esos problemas se
solidifica de tal suerte que los cambios no son faciles de contemplar. Muchos
matrimonios han desistido a mejorar sus vidas e, incluso, han llegado a negar
los problemas que se han anquilosado por todo el tiempo que ha pasado. Hay
matrimonios que arrastran problemas añejos y nunca han podido resolverlos,
antes bien se recrudecen cada vez que se intentan asumirlos. Ante tal circunstancia, debemos ser
cautos cuando estamos intentando mejorar nustra vida matrimonial, ser pacientes
y no esperar el exito inmediato. Los cambios rápidos deben ser vistos con
sospecha. Los verdaderos cambios positivos en el matrimonio son graduales y
consistentes, y requieren de la participación conjunta y comprometida de ambos
cónyuges. De otro modo, todo seguirá igual. Nada cambiará.
5.- El amor no es suficiente por sí solo para hacer los
ajustes, pero es un elemento indispensable para continuar la relación. He
escuchado decir de algunas mujeres y hombres con dificultades matrimoniales crónicos
que el amor es solo es algo de su pasado, y que solo los une el costumbrismo y
la inercia del vivir juntos por los tantos años que han estado el uno y el otro
en un mismo espacio compartiendo otras cosas, menos el amor que algun día los
unió. Ya sea que la pareja tenga pocos o muchos años de vivir juntos, lo único consistente
asociados a los cambios en la vida relacional de la pareja es el amor. Eso es
lo que realmente puede promover los cambios para volver a experimentar lo que
sintieron alguna vez; es el amor mutuo que a menudo consideran utópico a la luz de la experiencia
matrimonial malograda; es el deseo de crecer como matrimonio de parte de ambos.
Posiblemente la pareja se ama, pero si no existe la iniciativa de cambiar,
ningún cambio importante operará. Los ajustes matrimoniales requieren acciones
concretas y compromiso para el cambio y/o adaptación a nuevas formas de vida,
nuevas expectativas y renovados deseos de vivir en pareja de forma integral. Para
volver a crecer en el matrimonio, los cónyuges deben proponerse el cambio,
llegar a acuerdos mutuos y dedicar el tiempo necesario a la pareja, tiempo de
calidad para recuperar lo perdido. Soñar es algo válido. Soñar nunca prescribe en
la vida mientras el amor esté allí.
Imposible saber la naturaleza de cada
matrimonio viviendo con dificultades en la relación, pero ante cualquier señal
de réspice comunicacional se debe actuar en forma inmediata buscando el diálogo
como herramienta base. El amor que alguna vez reinó, puede así mismo renacer
nuevamente y con nuevos bríos. Lo importante es luchar y no dejar escapar ese
espíritu de optimismo y deseo de vivir intensamente sin importar la edad que se
posea, y sin importar los años de relación matrimonial afectada. Reconsidera
hoy lo que tienes que cambiar en tu vida de matrimonio, promueve los cambios y
busca ser una persona propositiva al buscar el diálogo con tu pareja, y
comienza por encontrar el sendero que te guiará a la felicidad a lado de tu cónyuge
y de tus hijos.
domingo, 12 de enero de 2014
NOVIOS: ALGO DE PENSARSE
Vale más que desde éste
momento le conozcas muy bien. Una vez consumado el matrimonio ante la ley divina, no hay vuelta ni para el arrepentimiento. Reconsidera que el noviazgo
es una etapa lo suficientemente importante como para definir vidas futuras
dentro de un lazo conyugal. No es un juego ni mucho menos, aunque es algo
sumamente disfrutable en los términos del respeto y comprensión mutua. Es el
momento de aprender a conocer chicos o chicas, a enamorarse e intimidar con el
alma. Es un estadío en el que los muchachos y muchachas como tú desarrollan el
sentido de la importancia del compartir y del amar con todo el corazón. No
obstante que ello, a menudo, conlleve la desilución, el desamor, y hasta el
rompimiento de un corazón dejando a veces cicatrices que no sellan fácilmente,
provocando desánimo, tristeza, y hasta depresión. En algunos casos, las y los
jóvenes como tú se vuelven apáticos a todo y renuncian a la vida provocándose
la muerte en muchas y variadas formas como por ejemplo el abuso de drogas, la
promiscuidad sexual, la conducta antisocial entre otras, y por supuesto el suicidio en el peor de los casos.
Asi que antes de que vuelvas a decir “si” a una proposición de noviazgo, piénsalo
muy bien; estudia bien al o a la pretendiente. Procura ser altamente selectivo(a)
y exigente a tus estándares personales al momento de comprometer tu corazón con
alguien más. Es probable que sientas de que el tren se te va porque quizás
todos a tu alrededor ya se casaron y tú todavía no. Pero no desesperes porque
vale más estar solo que mal acompañado. Aprende a disfrutar de las relaciones
con el género opuesto y no te traumes con la idea permanente de formalizar un
noviazgo. Creo tambien que el noviazgo tiene su tiempo, y ya Dios te
pondrá aquel que realmente te amará y respetará en tu vida. Dios nunca se
equivoca, pero su plan siempre es distinto al nuestro(lo cual significa que los que se equivocan somos precisamente nosotros) Así que, mejor pídele a
Él que te prepare con su sabiduría para cuando te coloque frente a tus ojos el
hombre que desde antes de que nacieras ya lo tenía dispuesto para ti. Pide por
ese hombre que aún no conoces, pero que conocerás en el tiempo que Dios
disponga. Discierne bien y no te equivoques por un arrebato, una desesperación
de tener novio o por una mala decisión que podría arruinar tu vida por un
tiempo importante, o quizás por siempre. Aprende a esperar y escucha el mensaje
del Señor. En verdad ese compañero que te acompañará por toda tu vida Dios ya
lo tiene preparado con mucho amor para ti deseándote todo lo mejor por ese gran
amor que te tiene. Ora por él para que Dios lo cuide y lo ponga bueno y sano,
amoroso y respetuoso, comprometido y, por supuesto, loca y eternamente enamorado ante tu
presencia.
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